Maruxa en Sabadell: "Qué dulce sueño, para la pastora tiene su pastor"

Ayer por la noche, a las nueve y algunos minutos, se alzaba el telón del Teatre Municipal de la Faràndula de Sadadell y se desvelaba el misterio y la duda surgida seis meses atrás desde que se anunció la nueva temporada dels Amics de l´Òpera de Sabadell: ¿habría o no oveja?. Pues sí, la hubo... pero de peluche.
La verdad, no fue una sorpresa puesto que en la prensa local del mismo día venía una fotografía de la producción que ya anunciaba la oveja de peluche y dejaba adivinar un poco como resultaría la puesta en escena y el vestuario.



La obra que se representaba ayer en el teatro vallesano era la muy poco anunciada “Maruxa”. Y digo poco anunciada porque, a excepción del cartel en el teatro que ya hace varios días que está colgado, o la propaganda en el “Diari de Sabadell”, en esta ocasión no se decantaron, com casi siempre acostumbran a hacer desde l´A.A.O.S, por las banderolas colgadas en los árboles de la Rambla. Ignoro si lo estaban en algún otro punto de la ciudad, pero por el centro no había. De todas maneras, y desde un punto de vista personal, yo no las necesitaba ¿por qué cómo no iba a acordarme que se representaba esta obra?. Hacía como digo, más de seis meses que la esperaba con muchas ganas.




“Maruxa”, junto con “Doña Francisquita” , “Bohemios” y “La Generala”, es una de las obras caudales del compositor catalán Amadeu Vives, que por su envergadura, estructura y falta de diálogos (almenos en la versión sabadellense) casi podría considerarse más cerca de la ópera que del propio género zarzuelístico, con una, más que ligera proximidad, al verismo quizás por la densa y pesada orquestación de la obra.
He de decir que para la ocasión, y como me gusta mucho la zarzuela, decidí ir a las dos representaciones que se ofrecen en nuestra ciudad, la del viernes, que era el estreno, pero también a la del domingo por la tarde, y creo sinceramente que acerté al tomar esta decisión y explicaré el por qué inmediatamente.
Pero Sabadell no es la única ciudad que acogerá este montaje, ya que se podrá también disfrutar, eso sí, ya en el 2010, en el Atrium de Viladecans el día 22 de enero a las 9 de la noche y en el Teatre Auditori de Sant Cugat el 24 de enero a las 7 de la tarde, e imagino, que esta será la función que se retransmitirá por Catalunya Música. Así es que ya saben, si tienen ganas de ver el montaje, a lo mejor aún queda alguna entradita (lo desconozco).
Centrémonos pues en el tema que nos ocupa. La Faràndula llena, muchas ganas de zarzuela, mucha ilusión pero nada más empezaron a cantar me llevé una desilusión: la orquesta sonaba TAN fuerte que hacía inaudibles a los cantantes que durante el primer acto tuvieron que luchar contra su sonoro oleaje que no dio tregua durante los primero 65 minutos. Además, por si fuera poco, detrás nuestro, teníamos una pareja que se pasó la noche hablando a volumen par nada bajo y riendo con algunos de los elementos de la escena.
Entre una cosa y otra impedieron mí concentración total en la música, en el escenario y en el momento. Y francamente, un directo con estas características impide gozar del instante mágico e único que solo el directo, valga la redundancia, es capaz de hacerte sentir. Así es que mí primera crítica va dirigida a la Orquesta Simfònica del Vallès dirigida en esta ocasión por el maestro DANIEL MARTÍNEZ.


El maestro no supo, en mí opinión, llevar las riendas de la desbocada Simfònica del Vallès. Volumen y más volumen, y aún más volumen, desembocaron en un primer acto, almenos el viernes por la noche, inapreciable, con los cantantes sufriendo y sacando toda la voz posible para poder ser valorados. No sé si la gente de los pisos o del final de platea oían las voces, lo ignoro, pero desde primera fila era casi imposible hacerlo.
Y no era problema de un cantante en concreto, sinó que todo el elenco se vio perjudicado por esta inusual interpretación de la obra. Ya sabemos que el fosado de la Faràndula es el que es y que el teatro en sí no es el adecuado para acoger óperas y zarzuelas por su deficiente cústica, pero, a pesar de estas circunstancias, es el director de orquesta quien tiene que solventar esta situación, haciendo sonar la orquesta más suave, por debajo del cantante, ya que en definitiva, es la orquesta quien acompaña al cantante y no vice-versa.
Cuando salió al principio del segundo acto para interpretar el pasaje orquestal hubo gente que manifestó su inconformidad.
Sin embargo, cuando esperábamos que en este preciso momento la orquesta alcanzaría sus cotas máximas de volumen, el maestro supo dosificarlo mucho mejor logrando una interpretación, no antológica, pero muy digna y precisa que fue bastante aplaudida y con algún que otro “bravo” procedente del final de la platea.
Supongo que se daría cuenta de esta situación, ya que durante el segundo acto, aunque en algún pasaje hubo algún abuso de volumen, Daniel Martínez suavizó un poco a los músicos y logró con ello, a ratos, el efecto deseado para que el público gozara de la música. Y fue en la romanza de Pablo “Ven meu amor” cuando el público logró estar en comunión con el cantante, con una orquesta suave, por debajo del intérprete, como un susurro de aire en la noche en la que la voz de Pablo se metía en los corazones del oyente.
Esperemos que en la función del domingo corrija este incidente y podamos apreciar, como se merece, la obra y los cantantes.
Y realmente así fue, en la función de ayer por la tarde la orquesta bajó el tono durante toda la obra, lo que nos permitió gozar de las voces de los intérpretes con un acompañamiento musical adecuado.


Antes de empezar a hablar de la parte vocal, es justo que demos un repaso a la escenografía, iluminación y vestuario.


Dos conocidos de la casa, CARLES ORTIZ y JORDI GALOBART fueron los que asumieron el cometido de convertir el escenario vallesano en un prado gallego. Y siempre decimos lo mismo, la Faràndula tiene por defecto pocos recursos escénicos, pero el tándem Ortiz-Galobart funciona y con una escena sin apenas elemento alguno consiguen crear la ilusión en el espectador, dominando los colores verdes para simular un prado, recurso poco imaginativo pero resultón.
La iluminación de NANI VALLS fue como siempre excelente, sobretodo en la última escena de la obra cuando es de noche, con unos colores azules marinos y una más que ténue luz lunar que creaba muy bien el ambiente, igual que en los relámpagos que desde “Il Pirata” del mes pasado ya vienen convirtiéndose en sello de autenticidad de la casa.
Por lo que se refiere al vestuario, que firma la propia A.A.O.S, quizás un poco moderno para simular que la acción trascurre en la Galícia rural durante el s.XIX, pero a pesar de esto, se adecuaba bastante a la acción que se narra.
Acertadísimo, para dar este “toque” de modernidad deseado, el conjunto del primer acto que lucía la soprano Elisa Vélez, pantalón marrón y ancho, ajustado en la cintura, camisa blanca con gorro y fusta que le daba una imagen de amazona. Estaba realmente muy guapa.
Dejando de lado estos tres elementos, me sorprendió una cosa: a pesar de ser una obra cantada en castellano (con algunas pinceladas de gallego) el Teatro ofreció el servicio de sobretitulación... quizás para aquellos que querían hacer “karaoke”... En serio, se hizo raro porque el texto se entendía (en aquellos instantes en que la orquesta apaciguó el volumen). No deja de ser una mera anécdota, y supongo que pensaron en este recurso para hacer entendedor al público los fragmentos cantados en gallego y acabaron por ofrecer el servicio en toda la obra.


Pasemos, ahora sí a ocuparnos de la parte vocal.


MAITE ALBEROLA fue la encargada de dar vida a la pastora Maruxa, a pesar de que en un primerizo momento se anunció que lo cantaría Anna Tobella.
Es una voz interesante, con volumen y cuerpo, y también con bastante buena dicción, cosa que en las voces de soprano es difícil de encontrar. Aún así “pecó”, y no es solamente problema de ella sino de todos los intérpretes debido al volumen exagerado de la orquesta, a cantar bastante “forte”, sacando mucho la voz, lo cual no le favorecía nada porque daba la sensación como de estar gritando.
No es la típica voz de soprano muy aguda, no, la de Alberola es una voz con cuerpo, quizás aún por hacer. Apunta cosas buenas que, de encontrar un buen acompañamiento orquestal, hubiera dado mucho más de sí.
Escénicamente como Maruxa estubo creíble al igual que el resto de sus compañeros, suelta en escena.
En la interpretación del domingo por la tarde, aunque ya me lo había parecido en la del viernes por la noche, pude apreciar mucho más la vocalización de Maite Alberola, y concretamente me fijé en su manera de pronunciar las “m”, con intensidad e intención, realmente sintiéndolo.


El papel de prima Rosa fue interpretado por otra conocida de la casa, la soprano canaria ELISA VÉLEZ, y fue una de las voces que más se resintió al tener que luchar con el volumen orquestal, ya que su voz ligera, que va al dedillo con el papel de Rosa, sufría al enfrentarse al son inadecuado de la Sinfónica del Vallès, sin embargo con su profesionalidad sacó, con nota, adelante el papel.
A pesar de esto, la voz está y las notas también estuvieron allí (las que pudimos apreciar). Además, escénicamente fue una de las mejores, a pesar que el enfoque psicológico que le dieron a ella, y también al capataz Rufo, no me acabaron de convencer.
Es verdad que si tenemos en cuenta que la obra la modernizaron un poco la interpretación artísitica no desfina tanto con lo visto, pero no debemos olvidar que Rosa viene de un entorno social diferente al de los pastores y al de Rufo. Rosa es una chica de alta sociedad, acostumbrada a tener colmados todos sus caprichos y a tratar de manera distante a los criados. Por esto no me convence que cuando explica a Rufo que vio a Pablo y que se enamoró de él sienten a Rufo en la piedra y ella por detrás lo “desmonte” haciédolo inclinar a derecha, a izquierda, sacándole el sombrero como si Rufo fuera un títere en sus manos.
El resto de sus impacientes y nerviosos movimientos daban vida a su personaje, pero, en mí modesta opinión , creo que no cuadra con su posición social, más bien fría.
A pesar de esta opinión a nivel personal, fue una de las intérpretes más aplaudidas en la ronda de aplausos del viernes por la noche y creo que no solamente por su calidad vocal, también por su expresión de cara y ojos, revelándose como una muy buena actriz que estaba actuando en todo momento, incluso cuando no cantaba.
En la función del domingo por la tarde pude fijarme mucho más en ella a nivel vocal debido a que la orquesta no sonaba tan fuerte, y realmente dejó muy buenos detalles de fraseo y expresión, mejorando, sin duda, su actuación del viernes por la noche.
El personaje de Pablo fue interpretado por el barítono CARLES DAZA, también conocido de la casa desde que hiciera su debut profesional en el año 2005 con el papel de Silvio en la ópera “I Pagliacci”.
Sinceramente pienso que cada vez que lo escucho está mejor de voz, más rodado, no sólo a nivel vocal, sinó también a nivel escénico. Precisamente en la función del viernes por la noche lo encontré muy relajado escénicamente, muy metido en el personaje, natural y suelto, nada forzado como si realmente él fuera un pastor enamorado de Maruxa.
Siempre me ha parecido que el papel de Pablo no es muy agudo a pesar de que pueda tener alguna nota un tanto comprometida, sinó que es un papel, a la par, “bombón” para el barítono y que una de las cosas imprescindibles para afrontarlo es que el barítono “sepa cantar”, me explico.
Con ello quiero decir que, a pesar de tener las notas, debería tener también un fraseo elegante y, además si le añadimos la escena, es importante, aunque no determinante para ser un buen Pablo, que tuviera una presencia escénica creíble. Y estos dos elementos pienso que Carles Daza los reúne porque realmente el viernes por la noche “vi” al pastor Pablo, no al cantante que intentaba ser el personaje.
De toda la velada, lo más audible sin interrupciones que pudimos apreciarle fue su romanza final “Ven meu amor” donde cosechó unos merecidos bravos del público más enfervecido.
Tuvo que, al igual que sus compañeros, luchar contra el volumen de la orquesta, lo que provocó que sus primeras notas “Herido del mal de amores” se hicieran inaudibles, entre otras cosas porque está cantado desde dentro del escenario, pero a medida que iba avanzando el dúo inicial con Maruxa se hizo más presente su voz porque adoleció, como sus colegas, de empezar a cantar más “forte” por exigencias orquestales, y no por gusto, me imagino.
Vestuario senzillo para el pastor que le daba un toque muy juvenil, casi de niño adolescente. Y es que Daza es joven, pero el viernes aún lo parecía mucho más, por actitud, por juguetonería, por expresión, por las reacciones de su cara y ojos... Sí, también era uno de los que estaban guapos.
En la función del domingo pudimos apreciar de nuevo su voz, estupenda en todas sus intervenciones arrancando de nuevo unos ruidosos bravos en su romanza final. También destacar su dúo final con Maruxa, donde la voz sonó firme bella y con ganas. Fue también, al igual que el viernes por la noche, uno de los más aplaudidos.





Hago un pequeño paréntesis antes de continuar con el resto del elenco vocal para comentar que todos los intépretes daban la imagen del personaje, y esto ya es importante (exceptuando quizás, si queremos ser un tanto quisquilosos, el que daba vida a Rufo, que a pesar de llevar las sienes polvoreadas de blanco, se veía muy joven para Rufo, porque me imagino un capataz con muchos más años, un hombre ya curtido de los prados gallegos).


ALEXIS TREJOS dio vida, precisamente, al capataz Rufo, el “celestino” de la obra que “arregla” los amores de los pastores y da con la puerta en las narices a los “señoritos”.
Voz más que interesante, quizás faltada (a gusto mío) de un poco más de grave, pero debe reconocerse que lo hizo muy bien, aunque a excepción del conocido “Golondrón”, es un papel para nada alto y sin compromiso, a pesar de ser uno de los personajes que más están en la escena.
Cómo decía antes, la interpretación escénica que se le atribuyó no me convenció porque para mí Rufo es un hombre de principios y creo que serio, rural, sí, pero no olvidemos que es un rudo capataz, por tanto esos andares “tan” campechanos me descolocaron un poco, porque Rufo no es un “pallasín” sino alguien que vela por las buenas maneras y formas.
Sin embargo y a pesar de lo anterior y quizás porque ya la había visto el viernes, el domingo por la tarde no me importó ese enfoque, e incluso pensé: “¿y por qué no? Es una interpretación que no deja de crear su efecto, porque si dándole un toque de seriedad, Rufo es uno de los personajes más queridos de “Maruxa” porque está al lado de los “buenos” que sufren las injustícias de las clases sociales adineradas, quizás con esta senzillez rústica que el director de escena le marca, se hace, a la par, mucho más simpático”.
Cabe destacar también que escénicamente, tanto el viernes como el domingo fue, la escena la hizo más qué bien.


MARC SALA encarnó al primo Antonio con una bonita y elegante línea de canto que ya dejó entrever el viernes por la noche. Una lectura de la carta bien fraseada y con unas notas agudas bien colocadas, fue uno de los más aplaudidos el viernes.
Y por lo que respeta al domingo por la tarde, quizás porque ya estaba más relajado, nos ofreció de nuevo una voz impoluta claramente de tenor con sonoridades mucho más que interesantes.


Breve comentario para la correcta interpretación de la mezzo LAURA VILA en el papel de Eulalia.


Debemos destacar la lograda interpretación dels Cors dels Amics de l´òpera de Sabadell, sobretodo en la escena de jolgorio del segundo acto, cantando además en gallego.


Mención también de agradecimiento al “Irmandade Galega de Rubí” y al “Centro Galego Nos de Sabadell” que aportaron a la obra las pinceladas de folclore gallego con la gaita y el tamboril, así como el breve ballet.


Resumiendo, unas buenas funciones que estoy segura que en las dos que faltan para enero, mejorarán aún más. A los que acudan a Viladecans y a Sant Cugat les auguro unas representaciones de una alta calidad que espero que disfruten tanto como yo he disfrutado este fin de semana.


Ah, y por cierto… yo quiero la ovejita de Maruxa cuando terminen las funciones. Queda el deseo expresado.


Próxima cita en la Faràndula, “Carmen” a finales de febrero.

Comentarios

Tosca ha dicho que…
Estupenda y detalla crónica que nos traslada todo lo sentido en ambas funciones.
Por lo que parece, la ópera de Sabadell, se consolida más día a día aumentando en calidad. Bravo! Las veces que la he visto, siempre me causó una sensación de hacer un trabajo bien hecho con los recursos que posee y eso es altamente meritorio y muy de agradecer. Espero poder disfrutar de su Cosí fan Tutte y no descarto esta Maruxa en Viladecans.

Gracias Brunilda y espero tus comentarios sobre esa Carmen!
Teresa Roca ha dicho que…
Tosca,

Si puedes acércate a Viladecans qué valdrá la pensa seguro!
Grácias por leer esta "larga" crónica.

Besos,
Moments d'Òpera ha dicho que…
Una molt bona, i detallada, crònica! M'hauria agradat poder viure-ho en directe, però va ser impossible. Llàstima!

Ara bé, tant el "Così" com la "Carmen" no me les perdré pas!

Una abraçada!
Teresa Roca ha dicho que…
Gràcies...
Encara pots trobar alguna entrada per Sant Cugat o Viladecans... Sino ja mirarem la manera de solventar-ho...

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