Compartiendo el delirio del Teatro Real
Qué gran noche de ópera nos brindó ayer Radio Clásica.
La cita era uno de los acontecimientos más esperados de esta temporada en el Teatro Real de Madrid, el “Simon Boccaegra”. Esto no tendría nada de especial si no fuera porque el intérprete principal era Plácido Domingo, que regresaba al escenario de su ciudad natal tras la intervención quirúrgica a la que se vio sometido a principios de año.
A estas alturas poco puedo decir de estas funciones que no se haya dicho ya. No puedo entrar sobre la puesta en escena porque desafortunadamente no la he podido ver, aunque hay magníficas referencias en prensa y en blogs de la red que nos la explican con detalle.
Por lo tanto me limitaré a hablar de la parte musical, reservándome lógicamente mís impresiones del Maestro para el final.
Fue en primera instancia una decepción que no cantara la soprano rumana ANGELA GHEORGHIU que era para mí, junto con Domingo, uno de los alicientes de estas representaciones.
Sin embargo, y he de confesarlo, no la eché en falta porque la acurada interpretación de INVA MULA me convenció desde su magnífico “Come in quest´ora bruna”, un canto lleno de matices y belleza tímbrica que se acopló perfectamente con Plácido Domingo y con Marcello Giordani.
Gran redescubriento de esta soprano albanesa que eschuché en directo en el Liceu con la “Manon”.
MARCELLO GIORDANI fue más irregular que Mula, con momentos brillantes como el dueto inicial con Amelia, pero otros menos afortunados como el “Sento avampar nell´anima” en que quiso sacar un lado más dramático del Gabrielle Adorno, sin llegar, según mí opinión, a conseguirlo.
Más que solvente el Fiesco de FERRUCIO FURLANETTO que cada día me gusta más con este personaje, alcanzando las cotas más altas de su interpretación al lado de Plácido Domingo.
¿Y qué decir de PLÁCIDO DOMINGO? Qué puedo decir de este gran tenor que no haya dicho antes.
He escuchado, hasta día de hoy, cuatro Simones, el de Berlín, el de la Scala, el de la ROH y el de Madrid, y esta última interpretación supera las tres anteriores con creces.
Es realmente milagroso que a su edad, a punto de cumplir 70 años, cante con el nivel que lo está haciendo. Estaba muy bien de voz en esta función del 25 de julio, que Radio Clásica retransmitió ayer en diferido.
No hay palabras para poder explicarlo porque, simplemente, se tiene que oir para poder disfrutar esa gran creación del Dux genovés que hace Domingo.
Sonó inmensamente tierno en sus escenas con Amelia cuando hablaba el padre, y agónico en la escena final de su muerte, pero también con energía cuando se nos presenta con 25 años menos.
Ayer "Simon Domingo" me hizo poner la carne de gallina, y no era para menos ante semejante interpretación. Me llegó con mucha fuerza, disfruté de una más que agradable y fascinante tarde-noche operística de verano donde el calor era lo de menos porque ni lo sentí.
Comprendí entonces al escucharle el delirio del público del Real en la primera actuación de la pasada semana y no era para menos.
Ayer yo también era parte de ese público que rugía y aplaudía (dentro y en la Plaza de Oriente) porque, aunque en la distancia, las sensaciones fueron las mismas o mejores.
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