Los cuarenta años de la Fundación Envera reúnen solidaridad, arte y compromiso
En la gala celebrada el pasado 1 de mayo en el Teatro de la Zarzuela de
Madrid, poco importaba si se cantaba muy bien o menos bien, si se lucía un
bonito vestido o se llevaba un peinado mejor o peor acorde a la última moda o
rozando reminiscencias de tiempos ya pasados. No, esto era lo de menos, ya que
en este acto se dio una estupenda confluencia de voces y artistas que aunaron
arte, solidaridad y compromiso, en una tarde noche de reconocimiento al trabajo
hecho, al que se hace y, al que queda por hacer – que es mucho- y que va indisolublemente
de la mano de personas concienciadas con ello.
Pero además era también una velada de celebración: en primer lugar los 70
años de Iberia operando en vuelos desde España hasta América Latina, uniendo
gentes, cultura, lengua, costumbres y maneras, enriqueciendo ambos países con
lo mejor de cada uno de ellos.
Sin lugar a dudas, pero, el peso del acto se centró en el festejo de la
creación, hace ahora 40 años, de la Fundación Envera, una asociación destinada
a dar asistencia, formación y empleo a mujeres y hombres con discapacidad. Una
idea nacida de entre los trabajadores de Iberia, padres y madres de hijos
discapacitados con la finalidad de que éstos tuvieran la posibilidad de derribar
las altas montañas de los prejuicios sociales para así poder alcanzar un futuro
mejor para ellos.
El arte al servicio del compromiso
social
Antes de entrar a dar un repaso al repertorio del concierto es justo pasar
lista y nombrar a todos aquellos artistas que ayudaron a hacer posible que esta
gala tuviera lugar. Por orden de aparición: el tenor Enrique Ferrer, la soprano
Auxiliadora Toledano, la también soprano María Ruiz, el tenor Israel Lozano y
la soprano Ruth Iniesta, y finalmente la soprano Belén López-León.
Y especialmente hacer eco de la colaboración y predisposición de aun
artista del calibre y magnitud como es Plácido Domingo, siempre dispuesto y
comprometido con las causas solidarias, así como la presencia de Antonio
Vázquez, Presidente de International Airlines Group (IAG), grupo propietario de
las aerolíneas British Airways, Iberia, Aer Lingus y Vueling.
Por todo ello, me gustaría destacar, y de forma especial, un momento de
este acto, que fue realmente emocionante y que no es otro que los niños de
Envera dando toda muestra de respeto y cariño al Maestro Plácido Domingo,
primero con una ofrenda floral de claveles blancos – la flor preferida del
Maestro- y luego con un sentido “cumpleaños feliz” entonado por ellos mismos y
capitaneado por el también tenor Antonio Vázquez.
Aquellos niños al lado del más grande. Aquel hombre, aquel artista que
siempre tiene una sonrisa y un gesto de cariño para todos. Y todos ellos
rozando con sus manos y con sus besos al más magno intérprete de la ópera,
disfrutando y compartiendo con él un rato de felicidad, de música y de
devoción, cual si fuera un Dios, que con solo tocarlo se alivian penas, se da
energía, lágrimas de alegría y bienestar. Todos querían alcanzar el frac del
maestro, sus manos, y llevarse un abrazo al que Domingo respondió de forma
extraordinaria.
El concierto
Empezaba diciendo que poco importaba quién cantaba o cómo se iba vestido
porque de por si la entidad de la celebración dejaba en segundo lugar el
repertorio ofrecido. Por ello, no voy a hacer un examen minucioso de todo lo
interpretado, pero sí que me gustaría hacer un poco de hincapié quizás en los
mejores momentos – para mí- del espectáculo.
Después de que maestro ÓLIVER DÍAZ interpretara
una burbujeante obertura de la ópera “Carmen”, el tenor ENRIQUE FERRER empezó con el “Ch´ella mi creda” de “La fanciulla
del west” para dar paso a la intervención de AUXILIADORA TOLEDANO con un fragmento de la opereta “El murciélago”
que responde al nombre de “Mein Herr Marquis”.
Seguidamente una curiosa versión del bello dueto “Au fond du temple saint”
de “Los pescadores de perlas de Bizet” interpretado por PLÁCIDO DOMINGO en el papel de Zurga, como barítono, y con el Nadir
del tenor ANTONIO VÁZQUEZ. Y de
Bizet a Giordanno con “La mamma morta” en la voz de la soprano MARÍA RUIZ.
Y sin dejar de lado a los compositores italianos, Puccini como un hilo
conductor, regresaba de nuevo al escenario para que el tenor ISRAEL LOZANO y la soprano RUTH INIESTA interpretaran el dúo del
final del primer acto de “La bohème”, el “O soave fanciulla”. Primera parada,
aquí sí que me detengo para destacar la bonita voz de Israel Lozano, que me
gustó mucho en esta intervención así como también la interpretación de Ruth
Iniesta. Ambos bien coordinados y centrados en su papel.
Y no abandonamos a Puccini, porque del París bohemio viajamos al Pequín
imperial con la “Turandot”. De esta ópera fue la soprano BELÉN LÓPEZ-LEÓN la que nos deleitó con una magnífica y serena
interpretación del “Tu che di gel sei cinta”. Vuelvo a apearme aquí para
destacar el arte de esta soprano, su sencillez y su estilo amén de una voz
bonita y cuidada donde la musicalidad y gusto es baza principal en esta
versión.
Siguió de nuevo ISRAEL LOZANO
con el “M´apparì, tutto amor” de la “Martha” de Flotow mientras de Pequín, la
soprano RUTH INIESTA, regresaba con
jet-lag al París bohemio para ofrecernos una correcta versión del vals de
Mussetta, “Quando m´en vo”.
La primera parte del concierto se cerró con el dueto del “Don Carlo”
verdiano, “Dio, che nell´alma infondere” interpretado de nuevo por PLÁCIDO DOMINGO como Marqués de Posa y
por ANTONIO VÁZQUEZ en el papel de Don
Carlo.
Segunda parte
La obertura de “Agua, azucarillos y aguardiente” del maestro Chueca abría
el turno de la zarzuela, género por el cual siento especial predilección, y después
de la intervención de MARÍA RUIZ
cantando “Tres horas antes del día” de “La marchenera” de Moreno Torroba, se
produjo el momento más emocionante, musicalmente hablando, que nos brindó el
maestro PLÁCIDO DOMINGO con una casi
hablada y recitada versión de la bella romanza “Amor, vida de mi vida”, también
del maestro Torroba que pertenece a la zarzuela “Maravilla”. Que una voz, con
75 años emocione como me hizo emocionar es realmente para quitarse el sombrero.
Gracias Maestro.
La cosa había empezado más que bien. Conclusa “Maravilla” aparecieron en el
escenario el tenor ENRIQUE FERRER y
la soprano BELÉN LÓPEZ-LEÓN para
ofrecernos una fresca, salada y con gracia y divertida versión del fantástico
dueto de “El dúo de la Africana” del maestro Fernández Caballero. Fue, junto a “Maravilla”
uno de los grandes momentos, donde salió a relucir de nuevo la gracia y la
bonita voz y estilo de Belén López-León, pero también la adecuada y suelta a la
vez que centrada y bien colocada voz del madrileño Enrique Ferrer.
Inevitable la “Canción del Ruiseñor” de “Doña Francisquita” de Amadeu Vives
en la voz de la soprano AUXILIADORA
TOLEDANO que fue amenizada por la intervención de cuantos tenores se
hallaban en bambalinas, a la que dio paso de nuevo a ENRIQUE FERRER con la interpretación de una bellísima romanza como
es el “Paxarín, tu que vuelas”, preciosa donde las haya, de la zarzuela “La
Pícara molinera” de Pablo de Luna.
Y de nuevo en el escenario la voz de BELÉN
LÓPEZ-LEÓN con una delicada versión de la romanza “Qué te importa que no
venga” de “Los claveles” de Serrano que dio la alternativa al “Torero quiero
ser” de “El Gato montés” de Penella con las voces de MARÍA RUIZ y ATONIO VÁZQUEZ,
y sin movernos de Sevilla, RUTH
INIESTA nos brindó su versión de la romanza “Me llaman la primorosa” de “El
barbero de Sevilla” de Gerónimo Giménez.
“De este apacible rincón de Madrid” de la “Luisa Fernanda” de Moreno
Torroba fue la pieza que interpretó el tenor ISRAEL LOZANO para dar paso a la última pieza del concierto, el
bello dueto de “La viuda alegre” de Lèhar, “Lippen Schweigen” cantada en alemán
por PLÁCIDO DOMINGO y AUXILIADORA TOLEDANO con vals bailado
inclusive.
La velada finalizó con Domingo a la batuta mientras todos interpretaban el
brindis de “La traviata” – todo un clásico para los fines de fiesta- seguido de
una “Granada” de Lara a 8 voces.
Sin duda una amena y deliciosa velada al servicio de la solidaridad y del
compromiso en la que sin artistas como los invitados no habría sido posible tan
magno y especial acto.
Larga vida a la Fundación Envera.
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