"Turandot" en Sabadell: "Crollasse il mondo…"

Aunque haciendo el símil de que el mundo hubiera sido como una manzana partida en dos trozos, y que éstos hubieran ido dando tumbos a diestro y siniestro, nada ni nadie hubiera impedido a l´Associació dels Amics de l´Òpera de Sabadell presentar en nuestra ciudad, por primera vez, la monumental ópera póstuma del gran Giacomo Puccini, “Turandot”.
Si hay algo de lo que va sobrada els A.A.O.S es en empeño, en entusiasmo y en ilusión, todas ellas virtudes secundadas por un magnífico trabajo en equipo que se ha ido consolidando y afianzando a lo largo de 33 años. Y cuando mayor es el reto, mejor es el resultado, como hemos podido comprobar temporada tras temporada.

Ayer por la tarde tuvo lugar la tercera función de las 12 programadas y que despegaron el pasado miércoles en nuestra ciudad y que a partir de este momento podrá también disfrutarse en Reus, Lleida, Viladecans, Girona, Manresa, Tarragona, Granollers, Sant Cugat del Vallès i Vic. Y es así, con gran éxito de crítica y público como concluye la presente temporada de ópera en Sabadell.

 
Presentar una obra del calibre de “Turandot” es un enorme desafío para los grandes teatros, los teatros llamados de primera categoría a los que todos puedan venirnos en mente, teatros no faltos de recursos económicos ni escénicos, pero, como todas las grandes expectativas, cuando mayores son, cuando más resultado esperas, cuando más alta es la cima más decepcionante es en ocasiones el producto ofrecido y mayor y más dolorosa es la caída y el resultado.
Sin embargo en Sabadell, aunque es un buen referente en el circuito operístico catalán, se afronta todas y cada una de las funciones desde la modestia, desde la falta de recursos sustituidos por la inteligencia del equipo que está detrás de cada una de las representaciones.
Expectativas altas que se alcanzan trabajando con ganas, con ilusión y con empeño desde la más absoluta modestia. Esto es lo que ocurre en Sabadell, gran trabajo, duro porque sí, con resultados más que notorios y que una vez más pudimos comprobar los asistentes a la  función de ayer.

Destacar que la producción era clásica, una “Turandot” en Pekín, con vestuario, más o menos con ecos orientales que viajan desde la pureza de Turandot, con vestido blanco en el segundo acto, hasta el rojo pasión del tercero, pasión y sangre que ha encendido Calaf con la resolución del tercer enigma.

Todo ello, aunado por una buena caracterización en maquillaje de NANI BELLMUNT y peluquería de GISELA MIRET, y como siempre, genial juego de luces “marca de la casa” de NANI VALLS que recrearon el sabor de la brisa nocturna de ya bien entrada la madrugada al inicio del tercer acto.

 

Refuerzos musicales

Y en Sabadell no nos tiembla el pulso para afrontar estas óperas, como tampoco tiembla cuando de pedir colaboración se trata.

El Cor dels Amics de l´Òpera estuvo ayer secundado por la Polifònica de Puig-Reig y la Coral de l´Agrupació Pedagògica de Sant Nicolau, y aquello fue realmente espectacular, sin duda alguna fue una de los grandes ases que l´A.A.O.S se guardaba en la manga. Un auténtico lujo.

Difícil tarea pues para el maestro DANIEL GIL DE TEJADA que supo lidiar con las tres agrupaciones, por un lado, y batuta en mano, por otro, con la Orquestra Simfònica del Vallès. Atento y concentrado durante toda la obra respirando con los cantantes pero especialmente con las entradas corales.

La Simfònica sonó fuerte, pero Puccini debe sonar fuerte y en algún momento pasó un poco de factura sobretodo en la escena de los enigmas y subsiguiente escena de Turandot, aunque en esta ocasión, no como otras, fue algo puntual, pues si de algo adolece la Simfònica del Vallès es que siempre suena demasiado fuerte, pero recordemos que el fosado de la Faràndula tampoco es el idóneo para tal cometido.

 

De princesas, de príncipes y de esclavas

Pues de esto va este fantasioso cuento chino. Las princesas y los príncipes se casan, las esclavas mueren de amor.

 
MARIBEL ORTEGA, protagonista indiscutible de estas funciones sabadellenses, afrontó lo inafrontable, pues la entrada “In questa reggia” es un poco como hacer el triple salto mortal sin red.
Una aria altísima que requiere un gran volumen, lo tiene, pero también requiere, y no todas las sopranos que se han enfrentado a este role lo han conseguido, y es el hecho de cantar sin gritar. Ardua tarea, pero Maribel lo logró. Su voz se elevó más allá de las notas que marca la partitura, aquellas que están por encima del pentagrama flotando en el ambiente, que Puccini dejó por ahí pululando porque de altas que son no supo dónde colocarlas.
Dejando aparte esta concesión humorística, si se me permite, Maribel Ortega reunió la voz, la interpretación y la frialdad de la princesa china. Sus agudos claros, sin trampa ni engaños, sin excesivos “portamenti”, directos, bien colocados y seguros.
Sólo quedó un poco abrumada en algún momento puntual de su escena posterior al “In questa reggia” por el sonido atronador de la Simfònica. Brava Maribel!
 
El príncipe desconocido fue ANDRÉS VERAMENDI, tenor peruano, desconocido, valga la redundancia, también para mí.
Veramendi tiene voz y volumen suficiente pero la tensión le jugó alguna mala pasada. Su canto no fue relajado. Los músculos de la cara estaban tensos aunque su concentración era máxima.
Cuando afloraban los nervios la voz tendía a irse hacia la zona de la nariz afeando el sonido con claros y molestos sones nasales en detrimento también de una dicción que quedaba nula, como nula también quedaba cuando buscaba el agudo y las notas más comprometidas.
Debe ganar confianza en sí mismo, y sobre todo relajación.
Aún así, rascando casi un accidente en la resolución del tercer enigma en el segundo acto, afrontó un difícil papel sorteando, con algún apuro menos evidente, el  momento más popular y esperado de la ópera, el famoso “Nessun dorma”.
 
La dulce Liù fue en esta ocasión EUGÈNIA MONTENEGRO que cantó con seguridad, con volumen mucho más que suficiente. Tenía interés en escucharle un role de esta envergadura, y lo cierto es que, tiene un buen material.
Liù es un personaje rico en matices, y ella tendió bastante a cantarlo todo un poco demasiado forte e igual sin hacer mucha distinción de los pasajes más líricos y de los más intimistas en cuanto a la regulación del volumen se refiere.
Pero puliendo esto y con más rodaje puede hacer cosas muy bonitas, pues el elemento principal está.
 
Trío de máscaras
Uno de los mayores logros de la función fue la buena coordinación vocal y artística de los tres ministros de Turandot, el trío Ping, Pang, Pong.
Irreconocibles Carles Daza y Marc Sala, asiduos de la casa, como también el tercero en discordia Bartomeu Guiscafré al que no tenía el gusto de haber escuchado nunca.
 
Evidentemente el que tiene más papel es Ping, o lo que es lo mismo el barítono CARLOS DAZA, pintado de verde para la ocasión. He seguido y sigo la carrera de este cantante desde que debutó como profesional con su Silvio de Pagliacci en 2005 también en Sabadell. Ya por aquellos entonces dije que era una voz emergente, buena. Dotado de una excelente dicción, en cualquiera de los idiomas que lo haya escuchado, Daza, mandó por encima de Pang y Pong. Vocalmente impecable, su voz ha ganado cuerpo al igual que artísticamente. Se nota ya su rodaje y bagaje profesional. ¡Bravo Carles! Como siempre, uno de los mejores, no me defraudó en absoluto.
 
Pero la gracia de Ping, no sería tal sin la intervención de sus compañeros, Pang y Pong, o lo que es lo mismo, de MARC SALA que posee una bonita voz de tenor, bien timbrada, y de BARTOMEU GUISCAFRÉ que también estuvo francamente bien.
 
Sin duda alguna el entendimiento entre los tres artistas es indispensable para no hacer cansina una escena (la del inicio del segundo acto) que musicalmente es preciosa, pero que, mal presentada, acaba abrumando al más ferviente amante de la música pucciniana.
 
Secundarios de lujo
Claro está el emperador de DALMAU GONZÁLEZ, así como el mandarino de JUAN CARLOS ESTEVE y el Timur de ELIA TODISCO que venían a completar un reparto de unos doscientos profesionales entre solistas, coros y orquesta.
Evidentemente la reacción del público no podía ser otra que arrancarse en aplausos y más aplausos, griterío general, entusiasmo, e ilusión.
 
Una ilusión hecha realidad gracias al trabajo bien hecho de estos profesionales que cada día nos ofrecen mejores y mayores expectativas, como la que ya han generado con el anuncio, pendiente de confirmación de las voces, de la temporada siguiente, pues si este año el reto ha sido “Turandot”, el que viene va a ser el “Otello”.
Un “Otello” en Sabadell, en mi ciudad, mí ópera preferida. Eso no me lo voy a perder yo aunque como decía al principio el mundo se parta en dos y ruede como ruede.
Bravi tutti, y por favor, seguid ilusionándonos.

Comentarios

Monica Menconi ha dicho que…
Me alegra saber que estas iniciativas, en ciudades que no son la Capital de un país, tengan tanta repercusión y que muy buenos cantantes den lo mejor de cada uno para sacar adelante un proyecto. Y detrás de ellos están los técnicos, los escenógrafos, maquilladores, etc que colaboran para que una ópera, como en este caso Turandot nada menos, llegue a la gente y le brinde placer y emoción.

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