Passione
No cabe duda de que el italiano es un idioma querido por todo
el mundo, por la manera en cómo suena y por lo fácil que a muchos nos resulta
su aprendizaje.
Pero también lo es en el caso de todos los amantes de la
ópera. Es la lengua de la pasión, la que respira por los poros de los cantantes
y nos llega hasta nuestros oídos en palabra y en música.
Una vez vi en televisión una encuesta en la que el reporteo,
micrófono en mano, salía a la calle a preguntar a los españoles cuál era su
palabra favorita en español, y “amor” ganó por goleada, si mal no recuerdo.
Yo no estoy de acuerdo. No hubiera dicho “amor”.
La misma pregunta me hice yo pero reflexionandolo en
italiano, y hay dos palabras que me fascinan: “insieme” (juntos) y
evidentemente “passione” (pasión).
“Passione” qué palabra tan bonita que describe sin dejar nada
en el tintero el carácter latino que compartimos españoles e italianos, nuestra
manera de hacer las cosas y la entrega puesta en cada una de ellas.
Y precisamente, pasión, es lo que Plácido Domingo muestra en
el escenario.
Es época de vacaciones y con ellas tiempo de recuperar
aquellas grabaciones que se amontonan a lo largo del año y que por falta de
tiempo no has podido escuchar.
También es tiempo de desenpolvar aquellas óperas que no calan
tan hondo como las que acostumbras a devorar durante la temporada.
Es entonces al acudir a ellas cuando una piensa lo que se
pierde en el transcurso del año.
Y precisamente ayer tocó el turno a “La gioconda”. Sin duda
no será jamás para mí la ópera con la cual me iría a una isla desierta, pero sí
que he de reconocer que hay fragmentos de una belleza y pasión fuera de
límites.
La pasión de Plácido en sus intervenciones hacen ponerte la
carne de gallina. He aquí pues al tenor, al gran, gran artista que es. Su
maravillosa voz al servicio de la genialidad de Almicare Ponchielli y su
temperamento que da vida a Enzo Grimaldi dejan a flor de piel todos los
sentidos.
¿Alguien puede cantar este fragmento con más pasión y
virilidad? Lo dudo.
Su “Deh non turabre...” es apasionado, y nunca mejor dicho.
Para mí, insuperable.
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