Il bacio tuo mi da, l´eternità...
Ni “Aida” ni “Turandot”, ni “Il trovatore” serán obras por
las cuales el tenor francés Roberto Alagna pase a la historia de la ópera.
Se ha dicho de todo en estos últimos días acerca de las
funciones de Orange de la “Turandot” que cantó el tenor. Yo tan solo tengo la
referencia del vídeo del día 31 de julio, y no he escuchado la representación
anterior, así es que me limitaré a dar mí opinión acerca de su actuación.
Lo cierto es que, cuando una piensa en esta gran ópera de
Puccini, la asocia directamente a voces que la abordaron con excelsitud en el
pasado, como Corelli (al que nunca le temblaron los agudos), Pavarotti o
Domingo.
Roberto Alagna, de cuya voz y presencia disfrutamos en el
Liceu hace un par de meses con su impecable Maurizio de la “Adriana Lecouvreur”,
ha debutado en Orange, cita ineludible del tenor para con sus seguidores, el
difícil papel de Calaf, el príncipe desconocido.
Roberto no estaba quizás en una de sus mejores noches, y eso
en una obra como la citada, pasa factura. Repito no he escuchado la del primer
día, pero grácias al vídeo de la función del 31 de julio he podido escuchar a
un más que dignísimo Alagna afrontando ese difícil personaje.
Teniendo en cuenta que cantaba con un fuerte dolor de
garganta, y que no canceló, sólo por esto me merece todo mí respecto y
admiración. Un coraje bárbaro e intentando dar lo mejor de sí aún expuesto a
algún apurillo en el “No, no princepessa altera, ti voglio ardente d´amor” con
la cual se lanzó sin red y cumplió. Al igual que con su dulce y mesurado “Nessiun
dorma” que fue objeto de unos aplausos bastante atronadores.
No sé si estoy en lo cierto pero me pareció que su “Non
piangere Liù” estaba más bajo, la voz sonaba más baritonal y no por ello menos
atractiva.
Sí, el tenor “jugaba” en casa, y eso siempre se nota en el
cariño que su público incondicional pone en los aplausos.
Ahora, después de haber cancelado algunas actuaciones debido
a una micosis en la laringe, solo esperamos una pronta recuperación para
Roberto Alagna, uno de los tenores que ameniza mís tardes de ópera veraniegas.
Ánimos, Roberto.
Comentarios