Otra vez Kaufmann
Siempre con retraso, pero hay un dicho que dice que “nunca es tarde si la dicha es buena”. Y como siempre nuestro refranero tiene razón.
15 días después, más o menos, del concierto que ofreción el tenor alemán en Munich, tuve la ocasión de escuchar lo que dio de sí.
Si bien es cierto que el programa que ofreció es muy parecido al disco que grabó con Abbado, es en verdad todo un reto afrontar este repertorio tan difícil y además hacerlo en un directo.
Y Kaufmann lo hizo y aprobó con nota, a pesar de que quizás en algunas piezas, como en el “Nein, länger trag ich nicht die Qualen” de “El cazador furtivo” no sonó, en mí opinion, tan brillante de voz como en su disco de “Romantic Arias”.
Un repertorio duro para muchas voces, pero por lo escuchado, a Kaufmann le va como anillo al dedo, con una voz recia que consigue brillar en la zona más aguda de la tesitura tenoril sin perder, ni un ápice, en su línea canora.
Solo basta con escucharle una sola palabra del aria de Florestán de la ópera “Fidelio” de Beethoven: “Gott, welch Dunkel hier”. Su “Gott” es digno e interesante de ser escuchado, porque lo va regulando a medida que va avanzando compases. Es simplemente excelente y expresivo.
Y sí, la expresividad en su canto, junto con ese cambio de color que tiene su voz (y atractivo para mí añadido, ya que parece que su voz suene áfona, a pesar de que no lo está), es la carta de presentación de este tenor que está dando mucho que hablar en los escenarios europeos. Y lo que nos queda aún por leer.
La de Kaufmann es una voz que se encuentra cómoda en todos los estilos que le he escuchado, pero quizás donde se puede apreciar con más claridad su instrumento es cuando asume repertorio wagneriano, puesto que afronta con absoluta facilidad (almenos, me transmite esta sensación) el papel de Parsifal con su “Amfortas, die Wunde”, seguro y bien colocado, y para mí, superior a su ”Winterstürme wichen dem Wonnemond” del Siegmund de “La Walkyria”, que a pesar de ser notoriamente bueno, no puedo evitar compararlo con la versión de Plácido Domingo que es mucho más dulce y lírica en comparación con la de Kaufmann que es mucho más austera, seca y recia. Es en definitiva más alemana en oposición con la mediterraneidad de Domingo que nos presenta quizás a un Siegmund más cálido, más latino que germano.
Y si el capítulo de repertorio dentro del programa fue más que atractivo, también lo fueron los bises ofrecidos por el tenor muniqués.
Empezó con el bellísimo “Freunde, das Leben ist lebenswert” de la opereta “Giuditta” de Lehar, para dar paso a “La fleur que tu m´avais jetée” de la “Carmen” de Bizet que fue bien ejecutada y fraseada.
Quizás al cantar en idiomas más próximos a nosotros como puede ser el francés o el italiano, nos permiten apreciar detalles de generoso fraseo que almenos yo soy incapaz de apreciar en alemán.
Y este aria de la flor es una de las piezas que mejor afronta por fraseo cuidado y matizado y por el efecto final del “Et j’étais une chose à toi Carmen, je t'aime!” es espectacular.
Sin embargo en sus intervenciones en italiano, a pesar de ser vocalemente buenas, me molesta un poco esas “r” tan marcadas, tan germanas que tiene. No seré yo quien negue que fue bien enfocada su “E lucevan le stelle” de la pucciniana “Tosca”, y quizás mucho mejor en la fase incial con un fiato interminable, que hizo que llegara un poco más falto de aire al final y un poco desconjuntado con la orquesta (según mí opinión), hecho que no empaña para nada su interpretación y su fraseo.
Aunque en una segunda escucha de la pieza en cuestión me queda también la sensación de que la orquesta va un poco más despacio que el intérprete.
Esperaba con ganas también ese bellísimo “Lamento de Federico” de “La Arlesiana” de Cilea, que a pesar de ser muy bien “dicho” con una expresividad sencillamente más que atractiva, me dio la misma sensación que con la “Tosca”, es decir de llegar un poco cansado al “Mi fai tanto male... ahimè”.
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