¡Maria Teresa, vuelve, por favor!

Lo prometido es deuda, y aunque con bastante retraso paso a relataros lo que dio de sí el concierto de zarzuela presentado por “Els Cors de la sarsuela de Sabadell”.

En el mes de octubre pasado, la hasta aquellos momentos, directora y promotora de esta entidad, Mª Teresa Boix, cesó voluntariamente su cargo dejando al frente del mismo a Josep Olivella i Alier.

A pesar de que el programa era más que atractivo debo decir, que a parte de la buena acogida del público sabadellense, no tuvo –para mí- relevancia vocal en absoluto, y a pesar del esfuerzo realizado no han conseguido, al menos en esta ocasión, alcanzar los grados de ilusión y ganas con los que nos obsequiaba su antecesora en el mismo puesto.

Para ser sinceros, destacaron las actuaciones del barítono JOAN GARCIA que nos ofreció una “Ya mis horas felices” de “La del soto del parral” de Soutullo y Vert.
Hace tiempo que escucho su voz. De pequeño ya cantaba en los Coros y ha ido creciendo con los mismos. Destacar que este año consiguió una plaza en l´Escola d´Òpera de Sabadell, aprendizaje que culminó en una representación en el Teatre Municipal de la Faràndula con el mozartiano “Così Fan Tutte” interpretando el papel de Don Alfonso.

A su lado, destacaron también las intervenciones de la soprano rusa TATIANA BOGDENCHIKOVA, primero con el “Dove sei” de Morera, el Rondó final de “Marina” de Arrieta o su dúo junto a la mezzo ASSUMPTA CUMÍ durante la famosa “Barcarola” de los Cuentos de Hoffmann.
Esta última también nos ofreció su versión de la “Habanera” de Carmen, pero a mí gusto mucho mejor en el dueto mencionado.

Destacar la intervención de ELI BOIX y FRANCESC PLANS, que aunque tenían poco volumen, supieron defender bien el precioso dueto de “La cançó d´amor i de guerra” de Martínez Valls.

Las intervenciones de JORDI MARTÍ fueron irregulares, tanto en el dueto de “Luisa Fernanda” (Caballero del alto plumero) junto a OLGA MIRACLE como en sus intervenciones en solitario, como en el famoso “Hojas de Otoño” micrófono en mano.

Quizás lo mejor que nos ofreció fue su solo en el Coro de los repatriados en de la zarzuela “Gigantes y cabezudos”.
Llegados a este momento no pude dejar de pensar en Plácido Domingo, cuando después de estar dando, literlamente, la lata a sus compañeros diciendo que había perdido una octava (cuando realmente lo que sucedía es que le estaba cambiando la voz) lo empujaron para que cantara ese conocido fragmento “Por fin te miro, Ebro famoso”.

En cuanto a los coros, sinceramente, es de las veces que peor han estado: les costaba entrar y demostraron una inseguridad que Maria Teresa Boix sabía transformar en seguridad.

Un espectáculo con solución de continuidad, sin argumento ni decorado alguno. Pero pensamos que el próximo saldrá mejor.

O eso esperamos. Añoramos también la labor de Mª Teresa Boix.

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