El Liceu reflexiona: “Moltes gràcies, Liceu!!!”
Después de una intensa
semana que empezó siendo la antecedente a otra que tiene que ser una de las más
bonitas del año, resultó ser que el lunes por la tarde, una decisión, supongo
que analizada y con consecuencias medidas, los Sres. del Gran Teatre del Liceu
lanzaban la siguiente noticia: debido a la aceptación del recital de Jonas
Kaufmann, y ante un aforo completamente vendido, se ideaba un sistema de venta
de entradas adicional, denominadas “Premium” las cuales, por el módico precio
de 150 Euros cumplían con el objetivo de tener entre las manos un preciado
tesoro, un acceso de última hora a un recital esperadísimo, y por ende,
permitir ver al artista mucho más de cerca, casi tocándolo. Casi nada…
Pero claro, la brillante
idea perjudicaba evidentemente a aquellos que, como yo, habíamos comprado
nuestras entradas de primera fila y con un año de antelación, pues las entradas
“Premium” se colocarían delante de la fila 1 de platea. Un verdadero escándalo
fruto de una operación marquetiniana, sin lugar a dudas.
Opción e idea respetable,
por un lado, pues el Liceu no deja de ser una empresa que tiene que pagar sus
impuestos y a sus trabajadores, y si se puede hacer “cajón” extra, pues
bienvenido sea. “Cajón”, sí, pero no a costa de quien sea aunque como política empresarial,
podría llegar a entenderlo. El mundo de los negocios es una selva.
Como entidad que es el
Gran Teatre del Liceu, con el peso que tiene en Cataluña y en España, y también
a nivel internacional, el gesto era indigno de la gestión del Teatre, porque
con ello, se pierde el respeto a un público que mantiene y alimenta día a día
la actividad del coliseo de las ramblas.
Indigno solo con
pensarlo, y aún más indigno por ejecutarlo y llevarlo a cabo.
Evidentemente yo he sido
una de las afectadas, y así lo manifesté al Teatre de forma casi inmediata a la
recepción del correo electrónico, porque no consideraba justa una decisión como
esa.
Sabía que emprendía una batalla
que de entrada estaba perdida… qué podía hacer, o qué peso podía tener una sola
voz en contra de una entidad como el Liceu. Pues probablemente nada, pero no
podía quedarme callada ante una cosa así. Tenía que alzar la voz y
manifestarlo. El “no” de entrada ya lo tenía, pero de alguna manera u otra
tenía que defender mi entrada, mi posición, y sobre todo encontrar por parte
del Liceu el respeto que como público, me merezco aun no siendo abonada, y que
con un acto así me estaba descaradamente arrebatando.
Y no únicamente pretendía
defender lo mío, no. Hoy me ha pasado a mí, mañana le puede pasar al del tercer
piso, abonado o no.
Hablé en mí nombre, pero
también en nombre de todos aquellos que no se vieron perjudicados, porque son
público igual que yo a los que también se les estaba perdiendo, de alguna
manera, el respeto.
Supongo que ninguno de
los “no afectados” (lo desconozco, no he llegado hasta tal punto) alzó la voz
para defender a los que sí lo estábamos… en nuestro país y en nuestro quehacer
cotidiano, lamentablemente las cosas son así. Hoy por mí… y mañana también por mí…
Los no afectados dan su apoyo al que se ve perjudicado, pero quién se une a la
voz del que alza la mano para decir, “NO, esto no es justo”… Pocos… Nadie. O
casi nadie.
El gesto del Teatre de
llamarme al día siguiente de mí queja, manifestando todos y cada uno de los
puntos que enumeraba en mi carta, me hizo pensar que un teatro como el Liceu
recapacitaría, porque una cosa son las nuevas políticas de gestión económica
del teatro, y otra son las buenas maneras, y cuando estas tienen raíces hondas,
acaban siempre saliendo a flote.
Y así ha sido.
Me complace enormemente
comunicar, tal como me han manifestado desde el Teatro, que las entradas
Premium se van a situar, en los laterales del escenario, flanqueando al Sr.
Kaufmann.
Una gran noticia. Una
decisión acertada que creo, contentará a los Premium de última hora, más cerca
le van a tener. Contentará a aquellos que teníamos primera fila, porque no
veremos nuestra visión afectada, y además le veremos también más de cerca
quizás. Y por último contentará al Liceu: obejtivo cumplido, 12.600 Euros más
en el cajón y mantienen un equilibrio con el público y sobretodo restauran el
respeto por el mismo, el principio fundamental que nadie, sea persona física o
entidad puede perder en el curso de este viaje que llamamos vida.
Una vez más impera el
sentido común.
¡Gràcies, Liceu!
Comentarios
Y me alegro que el Liceu haya rectificado.
Solo falta que Jonas esté como siempre, y lo disfrutemos.....
Un beso de Florestán
Petonets, guapa!
Muchas gracias, ciertamente es de la mejor manera que podía actuar el Liceu. Rectificar es de sabios, y una vez más, quizás a regañadientes, han hecho lo que tenían que hacer y todos contentos.
Estoy segura que Jonas estará estupendo. Espero que hagas muchas fotos desde tu entrada de anfiteatro. Estoy ansiosa por leer tus impresiones, si son como las del concierto de Peralada, seguro que se me va a poner la carne de gallina.
El 28 aplaudimos juntos a Jonás. Ahora a esperar.
Besitos,
Gracias por tu apoyo. Si todos hiciéramos lo mismo...la mitad de las cosas se arreglarían...o no, pero no lo sabremos si no nos manifestamos.
Saludos,