Gran tarde de zarzuela en Sabadell




Zarzuela y de la buena es indiscutiblemente lo que falta para dar a este género la grandeza que tuvo y que sin duda merece.
Esto es lo que cada año se intenta hacer en Sabadell con la ayuda de la A.A.O.S y de los intérpretes que contratan para tal fin.
 
Ya viene siendo tradición programar un concierto sustituyendo a la producción escenificada de una zarzuela desde que esta maldita crisis económica, a la que todos estamos sometidos, nos acecha sin tregua alguna. Y como el resultado, año tras año ha sido magnífico, Sabadell apuesta por lo seguro y es premiado con el éxito.
 
La ilusión y las ganas siempre están allí, pero este año, más que nunca, se ha notado el bache económico: ni un solo ramo de flores adornando el escenario y que diera un poco de color a la tarde del domingo, y un programa de mano bastante más reducido que los de temporadas anteriores, tal como ya nos encontramos con la función de “Tosca” que se ofreció en el curso del mes pasado.
Pero a pesar de los recortes, vamos a decir superficiales, no se ha recortado en la calidad de los intérpretes.
 
Zarzuela es sinónimo de éxito allá donde se cante. La gente la espera con ganas – yo también- por lo conocida que es, por haber crecido con ella y por sus músicas populares.  Incluso por aquél que no sea amante del género, por qué  ¿quién no ha escuchado alguna vez el famoso “Dónde vas con mantón de Manila” de “La verbena de la Paloma”, de Bretón, aún sin saber a qué obra pertenece? Creo que habría poca gente que respondería con “no”.
 
Hay que dignificar a la zarzuela, hay que quererla y promocionarla. Elevarla al lugar que por calidad le corresponde. Y hay que divulgarla allá donde el intérprete vaya. Un género que no se puede perder, y cuando se hace con calidad, tal como sucedió el domingo por la tarde, estoy segura de que se está siguiendo el camino correcto que quedó encauzado hace ya tres años en Sabadell para así lograrlo.
 
¿Qué si me gusta la zarzuela? Pues sí, me encanta. Por sus melodías inspiradas, tanto o más que cualquier ópera. Obras que encierran más dificultad que las que podamos a primera vista.
Lo he dicho y repetido muchas veces en este rincón de la red: adoro a  nuestra zarzuela y ojalá se hiciera más a menudo y programando obras de gran calidad, que las hay, títulos por muchos olvidados pero que al desempolvarlos vuelven a brillar con luz propia, como lo hicieran antaño en sus respectivas fechas de estreno.
 
Escoger el repertorio
 
Con ello se tiene que ir con cuidado dado que en este tipo de veladas es muy fácil recurrir a los típicos números que caen en cada concierto, y que sin menospreciar su valía llegan a hastiar al público que espera descubrir nuevas melodías.
 
Hay siempre de todo, zarzuelas de mayor y de menor calidad, pero con una selección inteligente y unos intérpretes que respondan bien a la misma, el resultado no puede ser más óptimo.
Y a ello ha contribuido el director musical DANIEL MARTÍNEZ GIL DE TEJADA.

 
 
 

Éste ha sido su tercer concierto de “Homenatge a la Sarsuela” y se ha esmerado en no repetir piezas ya ejecutadas en las dos ediciones anteriores, y a la par nos ha presentado, en esta última, fragmentos para mí totalmente desconocidos y que, no obstante, me han gustado.
Por ello debo, primero de todo, debo decirle “Gracias Maestro” por el trabajo realizado y por la búsqueda y empeño de no reiterar e incorporar las piezas que todos intentamos cantar, con más o menos fortuna, bajo la ducha.
 
Así pues sonaron fragmentos de “Los Diamantes de la Corona” de Barbieri, de “El año pasado por agua” de Chueca,  de “Los borrachos” de Giménez,  de “El juramento” de Gaztambide o de “Verdalet, pare i fill, del comerç de Barcelona” de Fandó.
De ellos algunas las conocía de nombre, excepto la del maestro Fandó que fue una total sorpresa.
 
Por otro lado sonaron piezas, quizás menos conocidas o menos frecuentadas por sus intérpretes en conciertos de este tipo, tales como “El cantar del arriero” de Díez Giles, “El caserío” de Guridi, “La alegría de la Huerta” de Chueca.
 
E inevitablemente también se oyeron trozos de “La revoltosa” de Chapí, o de mí adorada zarzuela “Los gavilanes” del maestro Guerrero uno de los compositores de este género que más me gustan, también desfiló por las tablas vallesanas la inevitable “Doña Francisquita”, reina de la tarde con presencia en cada una de las dos partes (igual que “Los diamantes de la corona”), o “El barbero de Sevilla” de Giménez,  de Martínez Valls “La legió d´honor”  y la queridísima por el público catalán “Rosó” de la zarzuela “Pel teu amor” del maestro Ribas.
 
Así es que el equilibrio entre lo conocido y popular fue bastante acertado.

 

El concierto: primera parte
 
Como ya hemos anunciado en el apartado anterior, fue el maestro GIL DE TEJADA el encargado de ponerse al frente de la OSV que sigue adoleciendo de lo de siempre: demasiado volumen, al menos es la sensación que me llevé al escuchar la primera pieza de la tarde, que no fue otro que el conocidísimo preludio de “La revoltosa” de Chapí.
Y esto, cuando la orquesta está encima del escenario, y no en el fosado, junto con la inapropiada acústica del Teatre de la Farándula, se hace aún más notorio el exceso de decibelios que solo atenuaba en las intervenciones de la soprano.
Su dirección no fue apasionada, pero dejó protagonismo a los intérpretes, entendiendo a la perfección que la orquesta siempre acompaña al cantante y no al revés.

 
Tres voces fueron, en esta ocasión, las encargadas de brindarnos una apacible tarde musical, soprano, tenor y barítono que responden, respectivamente, a los nombres de ELISA VÉLEZ, CARLES COSÍAS y CARLES DAZA. Y una vez presentados, empiezo a desgranar cada una de sus intervenciones.
 
El primero en salir al escenario fue el barítono CARLES DAZA que apostó por la entrada de Juan de “Los Gavilanes” de Guerrero después de que el Coro cantara, a su vez para introducir al intérprete, el bello “Pescador, de tu playa te alejas”.
 
 
 
 
No le había escuchado más desde su intervención el año pasado en el “Elisir d´amore” en el que interpretó el personaje de Belcore.
Daza continúa teniendo una buena línea de canto y una perfecta dicción. Cuenta además con una buena presencia escénica y aunque a nivel vocal no se le puede reprochar nada, no estaría de más, que adornara un poco la pieza cuando la interpreta, puesto que su canto resulta siempre es plano en cualquier repertorio que le haya escuchado.
No sé si estaba en una de sus mejores tardes, algo le noté ya de entrada en esta romanza, sobre todo en su ascensión a las notas más comprometidas en la zona alta, donde la voz se vela un poco.
 
Seguidamente apareció ELISA VÉLEZ, sonriente y simpática en todas sus intervenciones, para cantar otro de los fragmentos que casi nunca se programan, y que no es otro que el “raconto” de Mariblanca de la zarzuela “El cantar del arriero” de Díez Giles, estrenada el 21 de noviembre de 1930 en el Teatro Victoria de Barcelona, y entre las voces de los principales cantantes estaba la del barítono Marcos Redondo que consagró su vida a la zarzuela.
Vélez salvó a la perfección las agilidades de la romanza aunque en algún momento, sobretodo en las notas altas, el agudo era demasiado forzado rozando el grito, pero no hay duda de que la intérprete tiene gusto cantando y transmite al hacerlo.
 
La primera intervención del tenor CARLES COSÍAS fue con una pieza para mí totalmente desconocida, de una obra a la que solo conocía por el nombre, y no es otra que “Los diamantes de la corona” de Barbieri.
Cosías interpretó la romanza del Marqués de Sandoval con una voz y un timbre bellísimo, señas que le identifican y caracterizan, y con una dicción – al igual que Daza- perfecta y entendedora, pero a diferencia de éste último, Cosías adorna y convierte la pieza en un festival para los oídos del espectador. Su línea de canto es la de un intérprete con un gusto exquisito que siente y vive de forma particular la música.
Además su gesto y su cara delatan el placer con el que canta. Y ello llega al público que le está escuchando.
 
A continuación, y para que los intérpretes tomaran un poco de aire, el maestro GIL DE TEJADA y el Coro interpretaron el “Vals de Neptuno” y el “Pasacalle” de “El año pasado por agua” de Chueca, pieza que tampoco había escuchado nunca y de la que me gustó especialmente la primera de ellas, es decir, el “Vals”.
 
Y sin movernos de Madrid, se interpretó el primero de los dos dúos de la tarde, “Le van  a oir, cállese Ud. imprudente” de la “Doña Francisquita” de Amadeu Vives.
ELISA VÉLEZ tan adecuada para este papel a la que ya le escuché la zarzuela entera hace unos años en Sabadell, y la apasionada voz e interpretación de CARLES COSÍAS hicieron las delicias del público – al menos la mía- con este bello fragmento.
Y repito y quiero insistir en el apasionamiento que puso Cosías nada más entonar su primera frase “No va a templar una ilusión de primavera, ya que sus ojos avivaron esta hoguera” con la que me hizo presagiar que el resto del dueto sería realmente genial.
Además en las piezas conjuntas no cayeron en el error de limitarse simplemente a cantar, sino que optaron por una semi y discreta escenificación que rompía el estaticismo y formalidad de los conciertos. Y Carles escuchó a Vélez y reaccionó con la cara y con la voz a cada una de las frases que la canaria cantaba.
El Fernando Soler es uno de sus grandes personajes, como demostró el año pasado cuando interpretó la romanza de “Por el humo se sabe dónde está el fuego”, y ello quedó más que consolidado el domingo por la tarde.
A su lado como decía, Elisa Vélez, cien por cien bien encajada y compenetrada con Francisquita, un personaje que encaja con su vocalidad de ligera.
 
“Sasibil, mi caserío” del maestro Guridi fue la última intervención en solitario del barítono CARLES DAZA, antes de dar paso al cierre de la primera parte que aunó a todos los intérpretes en el escenario.
Esta romanza es bella, y sin embargo poco frecuentada por los barítonos quizás por su dificultad y también puede ser debido a la poca divulgación de la misma y de su propia zarzuela, “El caserío”.
 
Y para concluir la primera parte, VÉLEZ, COSÍAS y DAZA junto al Coro interpretaron, de la zarzuela “La alegría de la huerta” de Chueca el concertante de “Por qué estás triste, paloma mía”, que empezó con la voz de Daza y siguió la de Elisa Vélez, para dar paso a la famosa “Huertanica de mí vida” entonada por el bello timbre de Carles Cosías cuyas ascensiones al agudo eran un pura maravilla y un gran goce de escuchar.
 
Segunda parte

Después de treinta minutos de pausa reglamentaria, empezaba la segunda parte del concierto.
GIL DE TEJADA batuta en mano dirigió el preludio de “Los borrachos” de Giménez, una obra que no había escuchado nunca, cuyo título iba muy acorde con la pieza que se escucharía después. Pero claro, como no conocía ni la una ni la otra, no podía imaginar lo que sucedería cuando el maestro abandonó el escenario después de esta primera intervención.
 
El maestro volvió a entrar. Y lo hizo solo. ¿Dónde estaban los intérpretes? Y digo “intérpretes” porque había llegado el turno del segundo dueto de la tarde en el que los dos “Carles” tenían que interpretar a Sebastián y a Peralta, personajes ambos de la zarzuela “El juramento” del maestro Gaztambide.
El maestro, sorprendido, y sin cantantes desesperó. ¿Qué estaba pasando? ¿Dónde estaban?
Desde el lateral salió con auriculares en la oreja  JORDI GALOBART y el maestro no pudo “resistir la tentación” de preguntarle: ¿Dónde están? A lo que Galobart respodió: “Están en el bar”.
¿En el bar? – pensé yo-. ¿Y que hacen en el bar?- pensamos todos. Había algo que no acababa de entender. Fue aquí cuando empecé a sospechar que se trataba todo de una broma.
Efectivamente. Si durante todo el concierto los intérpretes iban saliendo por el lado derecho del escenario (siempre mirando desde platea), para ejecutar esta pieza, un Carles (Cosías) salió por el lado izquierdo y el otro Carles (Daza) por el derecho.
¡Y cómo salieron! Fue lo más divertido: fingiendo estar borrachos como dos cubas. Pensé inevitablemente en la “Marina” y su famoso “A beber”
Ambos con la camisa desabrochada y sobre el pantalón, la pajarita de Cosías en la cabeza, el cuello del frac tirado para arriba y con sendas botellas de vino en la mano.
 
¡Ah! Ahora entendía la relación con el preludio de “Los Borrachos” y “El juramento”. La cosa iba de personajes ebrios, y en lugar de recurrir al tantas veces cantado brindis de Jorge y Roque de la “Marina” de Arrieta, en esta ocasión se interpretó el “Brindis a la fortuna” del maestro Gaztambide. Con un vestuario que quería simular estar destartalado y ambos en su papel de ebrios, los dos “Carles” pusieron el toque de humor de la tarde, cantando de una forma excelente e interpretando los personajes de una forma muy graciosa. Hasta puntos de baile se marcaron los dos y algún que otro el maestro cuando, sin pensarlo dos veces, le bajaron del atril y lo unieron a su particular fiesta.
En fin, un momento muy simpático que rompía la seriedad con la que el concierto se había llevado hasta el momento.
Si algo está claro es que ambos intérpretes se entienden y se complementan bien en el escenario. Fue un verdadero placer descubrir esta pieza.
 
La primera intervención de ELISA VÉLEZ en la segunda parte fue con “El barbero de Sevilla” (que nada tiene que ver con el de Rossini), en concreto escogió la romanza de “Me llaman la primorosa”, muy acorde para ella, realizando todas las agilidades de la pieza.
 
 
 

 
Siguió la intervención coral con una zarzuela de la que confieso que no había escuchado nunca su título: “Verdalet, pare i fil, del comerç de Barcelona” del maestro Fandó, pieza ejecutada en catalán de la que poco tengo a destacar.
 
Y ya centrados en cantar en catalán, apareció de nuevo al escenario CARLES DAZA para cantar la romanza de Brisac de “La legió d´honor” del maestro Martinez Valls. Su “Sota terra” quedó empañada un poco sobretodo en la zona más grave de su tesitura, pero la pieza es de calidad y de extraordinaria belleza. El único “pero” es que después de ejecutarla una inoportuna burbuja de aire traicionó su línea canora, después de haber llevado toda la intervención de forma excelente, como nos tiene acostumbrados, y además con una más que perfecta dicción en catalán que consagra al artista como un gran fraseador.
 
De nuevo “Doña Francisquita” se coló en la Farándula cuando ELISA VÉLEZ apareció para interpretar “La canción del ruiseñor”, de Vives, una de sus mejores intervenciones de la tarde y no obviando ninguno de los picados de la pieza, y con una dicción más que notable en el que muchas otras sopranos la sacrifican en pro de obtener unas notas mucho más nítidas. Y por la valentía que demostró vocalizando todas las notas me quito el sombrero ante ella.
Pero teniendo a un tenor como Cosías detrás del escenario hubiera sido quizás adecuado valorar su breve intervención en cada una de las estrofas de la romanza para dar pie a la intervención de Vélez. Una lástima que no se apostara por ello.
 
La carne en el asador la puso de nuevo la voz de tenor, como no podía ser de otro modo, cuando CARLES COSÍAS salió y entonó “Amb la llum del teu mirar, has omplert la meva vida” de la zarzuela “Pel teu amor” del maestro Ribas, y más conocida popularmente como “Rosó”. Y es que con solo leer la letra ya hace poner los pelos de punta.
 
 
 

 
 
Si además la interpreta un artista sensible y con voz bella, que sabe cantar y frasear, y además está dotado con el don de tener gusto al interpretar, entonces el resultado es el que obtuvo Cosías, un gran aluvión de aplausos y bravos.
Introdujo en la pieza varios pianos al pronunciar “Rosó” para después seguir con forte y el efecto fue gratificador. Me gustó.
Al concluir la romanza, mí madre y yo nos miramos y las dos al mismo tiempo nos dijimos: “M´ha fet posar els pèls de punta”.
Dejo aquí la letra. Comprobar la belleza que encierra en cada una de las frases:
 
Rosó (o Pel teu amor)
 
 
Amb la llum del teu mirar,
has omplert la meva vida.
Si em volguessis estimar,
ma il·lusió fora complida.
I viuria tan content,
que en mon rostre s'hi veuria
la llum de l'agraïment
i a tothora et cantaria
una cançó pels teus ulls
que jo mateix et faria;
una cançó pels teus ulls
perquè enmig de tants esculls
fossin ells la meva guia.


 
Rosó, Rosó llum de la meva vida,
Rosó, Rosó, no desfacis ma il·lusió.


Presoner en tots moments
de la teva veu tan clara,
que allunya els mals pensaments
i la bondat sols empara.
Perquè és fresca i és suau
i és un doll de poesia
i s'assembla a n'el cel blau
que al cor ens dóna alegria.
Doncs ja que em tens presoner
un dia i un altre dia,
i jo m'hi trobo tant bé,
Roser la meva Roser,
vulgues fer-me companyia.
 
De nuevo un concertante fue el encargado de dar fin a la segunda parte antes de dar inicio al capítulo de las propinas.
En esta ocasión la zarzuela escogida fue “Los diamantes de la corona” de Barbieri que ya había sonado en la voz de Cosías en la primera parte, y el fragmento escogido fue “Niñas que a vender flores van”. Una vez más, se pudo palpar el “feeling” existente entre los tres artistas y su gran compenetración en una pieza tan difícil como la comentada.
Oficialmente el concierto acabó aquí a pesar que los asistentes sabíamos que algo más nos regalarían los intérpretes.
 
Los bises
 
En todo concierto que se precie el público es consciente de que el mismo no acaba con la última pieza anunciada en el programa y que es, precisamente en el capítulo de las propinas momento en que puede llegar aquella pieza que has esperado durante toda la tarde y que el intérprete sabe, que con ella, levanta al auditorio en la mayoría de ocasiones.
El primero de ellos fue “Junto al puente de la peña” de “La canción del olvido” de José Serrano que fue interpretado con bastante acierto por el barítono CARLES DAZA.
A decir verdad era la tercera versión que le escuchaba de la tan famosa romanza con la que el Capitán Leonello explica a sus amigos la hazaña de su última conquista femenina, Flora Goldoni, una cortesana napolitana.
La de ayer fue sin lugar a dudas la mejor de las versiones, con una voz segura y firme y afrontada con gran seguridad.
 
El segundo de los bises correspondió a CARLES COSÍAS quien escogió el breve “Forjador” de la zarzuela “Cançó d´amor i de guerra” de Martínez Valls, donde volvió a hacer gala de su exquisito gusto y dicción, y paseó con descaro sus acertados pianos por el escenario vallesano.
Una versión alejada en estilo de la que ya había oído en 2006 en la Faràndula misma cuando debutó el papel de Eloi. Sin duda, desde aquel ya lejano 2006 la voz ha mejorado y ganado aún más en expresividad. Esta última versión nada tenía que ver con la que nos ofreció años antes, muy superior en esta ocasión donde el matiz en las palabras y el fraseo elegante le hicieron valedor de un gran aplauso.
 
Finalmente fue ELISA VÉLEZ junto con el Coro la encargada de dar fin a la velada y con una gran pieza, la romanza de “La generala” de Vives, concretamente “La canción del arlequín” dedicada a todo el público que llenaba el aforo del teatro, y especialmente a su padre, que estaba entre el público y al cual se la dedicó porque era su cumpleaños.
Vélez disfrutó  la pieza, y yo también. Es un fragmento muy difícil que le va como anillo al dedo a una soprano ligera como ella, y es de agradecer su interpretación porque es una de esas que no se cantan de forma frecuente en este tipo de acontecimientos.
 
Después de dos horas y media de música, los intérpretes estaban completamente entregados y yo no tenía ganas de marchar. Y una vez más salieron los tres para dar fin, definitivamente a la velada, y en esta ocasión con una de aquellas obras tan fantásticas que por ser, valga la redundancia fantástica y bellísima no se cantan a penas por la dificultad que encierran. Así pues, cuando el maestro Gil de Tejada anunció que cantarían el coro de “Bohemios” me puse muy contenta.

“Bohemios”, una de las mejores y más bellas creaciones del maestro Vives que por su gran dificultad queda frecuentemente olvidada en las temporadas de zarzuela, pero, cuando se tiene intérpretes como los de la tarde del domingo en Sabadell, le hacen a una cuestionarse ¿cómo es que con estas voces nadie se atreve a programarla?.
 
Voces hay, entonces ¿Por qué nadie se arriesga? Cuando hay calidad, hay facultades y ganas de hacerlo, aunque sea en versión concierto, ¿por qué no se hace?
 
Y que no me vengan ahora con el tema económico que la estoy pidiendo en versión concierto.
 
En vistas al futuro
 
No sé que hay de cierto en ello, pero el año que viene Sabadell se quedará, probablemente, sin zarzuela debido a que desde la A.A.O.S se quiere programar un “Concierto Wagner”, pues recordemos que el año que viene, 2013, se celebra el bicentenario del nacimiento de Verdi y de Wagner.
 A tal fin, en Sabadell podrá escucharse “Nabucco” y “La Traviata” del compositor italiano dentro aún de la presente temporada (2012-2013), y este “Concierto Wagner” del alemán si la idea cuaja y tira adelante para la siguiente.
 
Quizás el año que viene, estaré escribiendo sobre ello. A ver como irán las cosas.

 

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