“La Walkyria” en el MET por Jonas Kaufmann
Mucha
era la expectación que me suscitaba el debut de Jonas Kaufmann con la ópera de
Wagner, “Die Walküre”, ni más ni menos que en Metropolitan.
Le
había escuchado a modo de adelanto su “Winterstürme” en el disco dedicado a
arias alemanas y se la había ya escuchado, ya completa, en audio.
Pero
para mí, que estoy acostumbrada a “ver” la ópera, necesitaba verle en escena. Tenía
ganas de ver el enfoque que le daba a Siegmund el tenor germano y más, después
de ver el par de videos que se colgaron en la propia web del teatro
norteamericano.
Es
pues comprensible que las miradas y las atenciones estuvieran, precisamente,
puestas en él.
Me
hubiera gustado poder gozar de la representación en el cine: pantalla gigante y
volumen a “tuti plen”, pero cuando no es posible una tiene que resignarse y
aprender a esperar. Y esta espera se vio recompensada.
Después
de dos decargas fallidas, a la tercera fue la definitiva.
Empezaré
a hablar de la puesta en escena, que me pareció ya en el primer acto, realmente
interesante.
En
la primera escena, mientras el maestro Levine ejecuta el preludio, 24
plataformas hidráulicas, convierten el enorme escenario del MET en el bosque
por el cual Siegmund corre perseguido por sus enemigos, quienes llevan, enmedio
de la oscuridad, unos farolillos.
Siegmund
los despista mezclándose en la foresta y llega a casa de Hunding, donde de las
24 platadormas, dos sugieren el fresno en el cual aguarda, clavada hasta la
empuñadura, la espada que Wälse prometió a su hijo en un momento de extrema
necesidad.
El
resto de plataformas, forman la morada de Hunding.En el exterior de la casa,
nieva, mientras, en el interior, Siegmund cae muerto de cansancio.
Una
escenografía sencilla, que resuelve cada uno de los actos de manera sencilla
eficaz: tanto sirven para recrear un bosque, que el Walhalla, o que las
montañas rocosas envueltas del fuego mágico con el que Wotan circunda a su hija
Brunilda por haberle desobedecido.
Respecto
al vestuario, me gustó especialmente el de las walkyrias, coronas con alas,
escudos y lanzas, para mí, se mezcló junto a la escenografía, un poco lo
clásico, con lo moderno.
Y
éste cóctel funcionó a la perfección.
Otros
detalles que me gustaron y fueron sugerentes: las sombras que se proyectan en
el fondo del escenario cuando Siegmund relata su infancia y la pérdida de su
padre a Hunding y Sieglinde.
Pero
también es justo hablar de lo artístico: los personajes estaban compenetrados
entre sí. Sin ser explosiva, la química entre Siegmnund y Sieglinde funcionaba
y la cámara trató de mostrar ese amor naciente entre los gemelos welsungos
mediante las miradas que se cruzan ambos o simplemente con un roce de manos.
Química,
pero, meramente germana acusando más frialdad que calidez llegando, en cierto
momento, a pecar de estáticos.
Espectacular
para mí la escena de la Cabalgata, resuelta con clara eficacia, claro que a
ello también contribuyó de lleno la dirección orquestal del maestro JAMES LEVINE.
Físicamente
muy deteriorado ejecutó una Walkyria de manual. Ya en el primer acto me pareció
estar escuchando una ópera desconocida, puesto que, el preludio que nos propone,
me dejó detalles musicales que en ningún otro director había sabido encontrar
hasta ahora.
Un
nuevo preludio con una multitud de matices que sugieren aún más los pasos del
welsungo huidizo, su respiración en busca de aliento, las pulsaciones de las
venas que brotan en la cara y cuello de Siegmund...
Y
así en toda la obra. Bravo, bravo Levine.
A
EVA MARIA WESTBROEK ya la había
escuchado hará ahora 2 años, en directo, en el Palau de les Arts de Valencia,
junto al Siegmund de Domingo.
Entonces
no acabó de agradarme y sin duda el motivo es porque la Sieglinde la tengo
asociada a la voz, para mí, más aterciopelada de la Meier y a quién se la he
escuchado muchas veces.
Sin
embargo, Westbroek encontró su mejor momento en el segundo acto ya que en el
primero me faltó quizás, un poco más de dulzura.
El
Hunding de HANS-PETER KÖNIG no me
resultó tan antipático como otros Hundings que he escuchado. Parecía un gigante
sacado de un cuento de hadas: era enorme y daba perfectamente la imagen.
Me
encantó el Wotan de BRYN TERFEL que
dotó al Dios de los Dioses una voz bien timbrada, llena de matices y de
intenciones.
Y
además, al igual que comento en el caso de Hunding, daba el personaje. Terfel
es altísimo, solemmne, pero también un “déu de pa sucat amb oli” como diríamos
en catalán (un calzonazos, vaya), pero la escena de la muerte de Siegmund
estuvo realmente arrebatador.
La
expresividad de su voz se puso al servicio de su personaje. Un Wotan más
“padre” que “Dios”.
DEBORAH VOIGT me encantó en su
largo papel de Brunilda, salvando inteligentemente, todas las dificultades de
la partitura.
La
Fricka de STEPHANIE BLYTHE cumplió
su cometido así como el resto de Walkyrias que desplegaron sus mejores recursos
vocales en la famosa escena de la Cabalgata.
Y
finalmente JONAS KAUFMANN.
Él
era el punto de mira en esta representación, como he comentado. Había debutado
un par de semanas antes el Siegmund en el coliseo norteamericano y el revuelo
creado entorno a él era grande. Sin duda el protagonista de la velada
indiscutiblemente era él.
Estoy
segura que si Wagner levantara la cabeza hubiera querido para su Siegmund una
voz como la del muniqués. Recia, fuerte, oscura, sin ningún ápice de dulzura,
una voz de héroe y no de humano.
La
humanidad y la dulzura es lo que eché en falta su ejecución del primer acto, que
es donde se rebela el amor incestuoso de los hermanos welsungos, pero claro,
los hermanos son germanos y no mediterráneos, y la pasión entre ambos no
traspira por sus poros.
Me
es muy dfícil poder hacer una valoración con imparcialidad de su aportación, ya
que, me era inevitable compararlo, una y otra vez, con el Siegmund de Plácido
Domingo.
El
madrileño fue el primero a quién le escuché este personaje: su pasión, sus
movimientos, su timbre vocal, su dulzura es algo que no encontré en este primer
acto.
No
digo que esté mal cantado, no, por favor, dado que Kaufmann está llamado a ser
el mejor Siegmund que podemos y podremos encontrar en años venideros. No, Kaufamnn
elabora “su” propio Siegmund: germano y menos sutil que el apasionado y
ardiente del de Domingo.
Kaufmann
afronta el Siegmund desde un lado más intimista, sobretodo en el primer acto,
pero sin embargo, es en las dos escenas del segundo acto (primero con Sieglinde
y luego con Brunilda) donde saca –para mí, lo mejor de sí, donde rebela su
temperamento, donde vemos al Siegmund más humano.
Es
en este momento donde Kaufmann puede pasear la sala neoyorquina todas las
sutilezas y matices que caracterizan la voz de este tenor: cambios de color,
apianamientos y expresividad se ponen todas ellas al servicio de la música.
Nos
presenta un Siegmund joven, esbelto, dotado de una voz de tenor heróico
adecuada para el personaje. Su voz no sufre y aguanta sin dificultad el
maratoniano primer acto. Sus “Wälse, Wälse” y los dos “Nothung” finales estan
bien mantenidos y ejecutados. Al igual que en su “so blühe denn, Welsungen-Blut”, en la que su voz no tiembla
ante el agudo final con el que concluye el primer acto.
Es
“su” Walkyria, sin duda, y el público supo apreciarlo y recompensarlo con una
“standing ovation” nada más asomar su figura en el escenario en los aplausos
finales.
Es
un gran Siegmund, ya, y estoy segura que cuando haya rodado más el personaje,
su ejecución será doblemente impresionante.
Comentarios
How lucky you are... I dreamt whith that Walküre, without doubt one of the hits of this season.
I hope to see and hear him very soon...
Thank you FanaticoUm.
Regards,
brunilda
Well, I saw Siegmund-Kaufmann in the Live transmission HD... it was superb! From a visual point of view, the first act was something quite strong and impressive, but I also enjoyed the way it looked almost like a very, very good movie, you know. Opera and cinema became very close!
Greetings!!!
Elsa Mendes
An extraordinary perfomance, without doubt.
Regards.
Una abraçada
Què més hagués volgut jo que gaudir "en directe" al MET d´aquesta Walkyria...
Dius que tu las vas veure en "el MET dels pobres"... encara més pobre per mi, que el vaig veure a casa i a l´ordinador, un mes després de que l´haguessin fet en directe, i a sobre, tota l´obra desincronitzada de veu amb la boca...
Afortunats els del cinema que la vau disfrutar amb un so que deuria ser extraordinari...
Espero algún dia poder veure aquest tenor en directe... m´en queden moltes ganes i més després de que ens cancel.lés al Liceu...
Gràcies per la teva aportació. Una abraçada.