"The phantom of the opera is there... inside my mind"
No
podía dejar pasar la oportunidad de estar en Londres y no asistir a uno de los
musicales más famosos y más representados de la historia: “El fantasma de la
ópera”.
Desde
que se estrenó la obra de Webber, hace más de 25 años, ha estado siempre en cartel
y con un lleno absoluto.
La
historia del músico, hombre desfigurado por nacimiento que oculta su deformidad
tras un máscara es una narración que conmueve porque ama, porque siente las
mismas pasiones que otro hombre, sentimientos que jamás le serán correspondidos.
Sólo
hallará compasión en Cristine, la mujer a quien ha enseñado canto y de la cual
está enamorado. Obsesionado. Ella es la única que amansa a este engendro de la
naturaleza.
La
función se ofrecía en el Her Majesty’sTheatre, en la calle Haymarket, a dos
pasos de Picadilly Circus. Había sesión de tarde y de noche.
Asistimos
a la de la tarde pensando que habría menos gente, pero lo cierto es que el
teatro estaba lleno.
Y
en el momento en que te dispones a disfrutar de este musical, igual que me ocurriera
el domingo por la tarde en el Covent Garden, es imposible no pensar en la
película que se estrenó en 2005 y que, me apasionó tanto que la repetí tres
veces en el cine y una infinidad de veces más en casa.
A
pesar de ello, la obra en el teatro está lograda en todos los aspectos, juegan
con los efectos visuales inclinando las rampas cuando el Fantasma lleva a
Cristine a su mundo de oscuridad. Hay barca, luces que salen de debajo del
escenario.
La
magia deambula ya desde la sombría primera escena de la subasta. La lámpara,
objeto de la subasta, valga la redundancia, se enciende y asciende casi hasta
el centro del teatro donde permanece. No cae la lámpara a diferencia de la
versión cinematográfica de 2005 y de tantas otras muchas propuestas anteriores
a la misma.
Están
en el escenario todos los elementos, y las voces en directo hacen aún más
especial la melódica obra de Lloyd Webber.
Todos
los cantantes secundarios dan especialmente la talla. Pero
sin duda los protagonistas de la obra, exceptuando a Raúl que tiene su mayor
lucimiento en el “That´s all I ask for you” en la terraza de la ópera, son el
Fantasma y Cristine.
La
voz de JONH OWEN-JONES es más
atenorada que oscura pero retrata un personaje atormentado y deseperado aunque en los momentos en que
pretende seducir a Cristine, en su “The music of the night” le falta un poco
más de centralidad y expresividad. Quizás una voz un tanto más grave hubiera
encajado mejor. Lo mismo ocurre con su “The point of no return” del final de la
obra, que aún siendo cantado de forma extraordinaria, me fue inevitable pensar
en la magnífica actuación del actor Gerard Butler que dio vida al fantasma en
el cine.
Excepto
estos dos puntos, estuvo magnífico en el resto de la obra.
Aquí
dejo estos dos fragmentos en la interpretación de Butler:
La
Cristine de la portuguesa CRISTINA
ESCOBAR dotó al personaje de la dulzura que requiere este role haciendo muy
buena pareja musical tanto con el fantasma como con Raúl.
El
Raúl de OLIVER EYRE fue correcto sin
destacar de forma sobresaliente.
Una
experiencia sin duda inolvidable que abría un gran fin de semana musical.
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