Una "Carmen" arriesgada e inteligente: Bravo Carles!
Y después de la “Maruxa” representada entre los meses de noviembre y enero tocaba el turno nuevamente a la ópera y en esta ocasión el título escogido fue la conocida “Carmen” de Bizet.
Bien es cierto, y no me he cansado de repetir una y otra vez que lo más importante en una ópera es precisamente la música, pero, cuando hay una puesta en escena que se sale de lo convencional, justo es hacer en ella hincapié y más si está hecha con inteligencia y saber hacer.
Precisamente este es el adjetivo con el que calificaría la puesta en escena de CARLES ORTIZ, que conoce muy bien al público vallesano y sus gustos. Sí que es verdad que arriesgó, porque cambiar el contexto de una obra tan conocida es jugar con fuego, pero lo hizo de manera tan inteligente que funcionó, ya que en los tres primeros actos, la escena nunca dejó de ser la “Carmen” convencional.
Debo confesar que no soy partidaria de las “adaptaciones”, por decir un calificativo “suave”, de algunos de los directores de escena que pululan por este universo musical de hoy en día, pero si que es verdad que, a pesar de quedarme con el convencionalismo de decorados y óperas, acepto ideas nuevas y sugerentes, que te hagan pensar, pero sin desviarnos de lo que es el argumento y la acción.
Así es que CARLES ORTIZ hizo “su” particular “Carmen”, presentando al público la ópera como el rodaje de una película, donde el único personaje real es Micaela y el resto de los personajes principales son actores y seres reales a la vez, según el momento.
Desde la escena inicial, Ortiz cuida cada uno de los detalles, y así, después de una enérgica obertura, con un velo delante del público, se dibuja el triángulo amoroso real entre Carmen-Escamillo-Don José. Y de nuevo es tratado con suma inteligencia, puesto que da a conocer este momento al público justo al finalizar la obertura, en el momento en que la orquesta apunta las primeras notas del tema del destino: aquí vemos a Carmen (la persona, no la actriz) que coquetea con Escamillo (persona, no actor) ante los ojos de un celoso Don José (persona, no actor) que se acerca a ella para ofrecerle un ramo de flores, y al ver que Carmen no le hace ni caso, las tira al suelo.
Después de acabar el tercer acto, me dio la sensación de que Ortiz dibuja mucho mejor la relación Carmen-Escamillo que la de Don José-Carmen, como dando a entender que la atracción que siente D. José por Carmen es meramente unilateral, ya que en ningún momento, fuera del rodaje, se da ninguna pista al público de que entre ambos haya surgido nada. Al menos, esta es la impresión que me tuve.
Para sacar agún que otro pero a la cosa: si antes de ver la producción lees el programa de mano, que por cierto, se agradece que se presente explicando la adaptación de la escena –como deberían haber hecho en “Il Pirata”- la representación, haciendo caso omiso al libreto, cuadra a la perfección. Ahora bien, si queremos ser puristas y analizar el libreto con la propuesta de Carles Ortiz, hay cosas que no cuadran, especialmente en el cuarto acto cuando deben aparecer las cuadrillas de Escamillo. En lugar de esto, aparecen los actores... perqueños detalles difíciles de solventar y que chocan con la letra. Y algunos más que encontraría si quisiera ponerme en plan quisquillosa, y esta vez no me apetece serlo porque aplaudo sinceramente el trabajo de Carles Ortiz y Jordi Galobart.
En cambio, si nos olvidamos de todo esto, hacemos la vista gorda a estas contextualizaciones y nos tomamos la obra presentada como lo que se nos propone, la obra encaja. Encajan los tres actos y triunfa por lo no convencional del cuarto acto.
De espectacular tildaría la concepción del cuarto acto: ha finalizado el rodaje y los actores se disponen a ir al estreno de la película “Carmen”. Aquí se nos presenta la entrada de un cine, con los fans agolpados a la puerta de entrada pidiendo autógrafos a los actores, todos con vestuario de los años 50 y para dar un toque de roja pasión, qué mejor que aprovechar el cartel de la ópera del programa de mano a tamaño póster utilizándola como identificación de la “película” y presentar a Carmen-persona real con un vestido rojo.
Así es que desde este blog, felicito la iniciativa de Carles Ortiz, como he dicho al principio arriesgada e inteligente.
Hecha esta mención que es de justícia hacerla, esta vez más que otras, paso a hablar de la parte musical de la obra.
La OSV estaba al cargo del italiano ELIO ORCIUOLO, conocido de la casa y querido por el público ya que logra “amansar” a la Simfònica del Vallès evitando, y casi siempre lo consigue, que la orquesta no ahogue al cantante con su exceso de volumen.
Empezó con una gran energía, con una obertura rápida, con brío, sin caer en el convencionalismo de la lentitud. Esos sones rápidos que animan ya al público desde la primera nota, manteniendo después un tempo correcto y de nuevo vivaz en el comnienzo del cuarto acto.
Sólo le puedo reprochar que en las intervenciones de Escamillo, y justo con este cantante, es cuando la Orquesta abusó más de volumen, dejando al barítono en una posición no demasiado cómoda. Fue uno de los más aplaudidos ayer por la tarde.
Por lo que hace referencia al elenco vocal ya es otra historia:
SANYA ANASTASIA, mezzosoprano serbia dio vida a Carmen. Bien es cierto que tiene un físico impresionante y que supo moverse bastante bien en escena. Graves poderosos y agudos seguros y nada titubeantes, pero... adoleció, sobretodo a partir del segundo acto, de abusar demasiado del volumen, llegando a hacerse molesto en algún momento. Supo jugar bien las medias notas y sobretodo, como digo, los graves, pero no es suficiente. Creíble escénicamente en su personaje fue la que cosechó más bravos por parte del público.
El tenor francés ERIC SALHA fue un Don José correcto y con una estupenda dicción francesa, claro está. Su interpretación del soldado navarrés no es de ensueño, pero almenos cumplió sin hacer sufrir al público cuando coqueteaba con la parte más aguda de la partitura. A nivel artístico bastante soso en contraste con la mezzosoprano, pero para el papel ya le iba bien. Sacó un poco más de temperamento en el dúo final sin provocar temor a Carmen.
El caso del barítono ISMAEL PONS es a parte. Hizo una buena entrada, y cuando la orquesta no lo ametrallaba a volumen, dejó algún buen detalle. Presencia escénica que impacta cuando lo ves, pero los graves justos, muy justos casi al punto de hacerse inaudibles, pero la entrada de Escamillo es tan espectacular que, realmente se tiene que hacer muy mal, para que no lo aplaudan. Quizás estuvo más acertado en el dúo con Don José, y de nuevo desinflado en su despedida del tercer acto.
La Micaela de MONTSERRAT MARTÍ... pues qué decir... sí estaba muy mona con su vestuario de los años 50, muy bien peinada, e incluso escénicamente creíble. Siempre que la escucho de nuevo me da la sensación de que la voz ha crecido. Pero solamente esto. No la encontré tan estridente como en ocasiones anteriores, pero el timbre de voz sigue sin bello y con muchos metálicos que afean su interpretación. A favor de ella, diré que fue la más segura encima del escenario.
Buena coordinación vocal entre ASSUMPTA CUMÍ y JÚLIA FARRÉS-LLONGUERAS, como Mercedes y Frasquita, respectivamente, aunque la segunda, a pesar de cantar bien necesitaría un poco más de volumen.
Bien como siempre el tenor MARC SALA en el papel de Remendado. Una voz a seguir y a tener en cuenta, porque el material es bello y la seguridad y aplomo encima del escenario están. Le acompaña además un buen físico. Físico de tenor.
El role de Dancaire se le encomendó al polífacético director de escena-cantante-actor CARLES ORTIZ, para mí uno de los triunfadores de la noche y que sin embargo no recogió los aplausos que para mí se merecía. Es el profesional, y no me cansaré de decirlo, que todos los teatros quisieran tener en sus filas.
Estuvieron todos acompañados por el Cor dels Amics de l´Òpera de Sabadell que siempre suenan mejor cuando no dirige batuta en mano su director DANIEL MARTÍNEZ; en cambio bastante justos, por ser suaves, el Coro de niños AMALGAMA 21.
En conjunto una buena producción, para mí mucho más destacable a nivel escénico que vocal, pero “Carmen” es siempre “Carmen” y sus inmortales músicas triunfarán allá donde vayan.
Próxima cita en Sabadell, “Così fan tutte” de W.A. Mozart.
Comentarios
Y a mí que me habían dicho pestes de la puesta en escena??????
Me alegro de que te gustara.
Por otro lado, las apreciaciones que he leído no se “cargan a nadie”, todas ellas son respetuosas en extremo. En cuanto al Sr. Ortiz, se le alaba la puesta en escena por encima de todo y no su canto.
Ya lo ve ….. ( me gustaría dirigirme a usted de alguna manera, pero “se le debe haber olvidado facilitar su nombre) , parece que también hay distintos criterios a la hora de leer los post.
Creo que no se ha leído bien la crítica porque en ningún momento he criticado a los cantantes sino que he dado mi más humilde opinión desde mi lugar de aficionada, y no de periodista o de crítica musical, que evidentemente no lo soy ni pretendo serlo.
Primero de todo, en ningún momento me he referido a Carles Ortiz como cantante, que aunque en esta ocasión se metió en la piel de Dancaire, en ningún momento hablo de él a nivel vocal, sinó artístico, y destacando por encima de todo su profesionalidad, ganas y entusiasmo.
Respecto al resto de cantantes no he criticado a ninguno, porque por el simple hecho de subirse encima de un escenario se merecen todo mí respeto, eso por un lado.
Por el otro, creo que tengo derecho a expresar libremente mís opiniones y mís gustos, porque es un derecho que además tengo garantido por la Constitución Española, verdad?
Decir lo que yo escuché no es criticar, es ser realista. Y ser realista no es poner por las nubes a los intérpretes que protagonizaron "Carmen" el domingo en Sabadell, porque ninguno alcanzaba el nivel vocal suficiente, -a mi gusto- para decir que hicieron una gran interpretación vocal, porque no es así.
Sé que Ismael Pons es barítono, no hace falta que me lo recuerde porque le he escuchado muchas veces, y las notas más graves de su entrada eran casi inaudibles en la primera fila.
Ud. lo ve de otro color, pues Sr. Anónimo respeto su opinión, tan válida como la mía, que al igual que yo tiene derecho a expresarla libremente.
En cuanto a mí falta de criterio... puede que sí, que no tenga criterio a su entender a la hora de valorar voces.
Hace muchos años que escucho voces y voces y voces... y "Cármenes" y más "Cármenes" y creo que tengo conocimientos suficientes, de voces y de estilos, como para saber si algo está o no bien cantando, gritado o mal fraseado.
Que no le gusta, perfecto, pero yo digo las cosas tal y como son y con respeto, cosa que Vd. Sr. Anónimo no ha hecho, no respeto a mí escrito sino aún peor, atacando directamente mí persona tratándome de ignorante y de no tener criterio.
Y por cierto, le entiendo perfectamente cuando habla del Sr. Ortiz, sé que su quehacer cotidiano es dirigir escena y no cantar. Claro que lo comprendo... no soy tan ignorante como Ud. se piensa.
Sepa que tiene mí blog abierto para expresar sus opiniones, que agraecería firmara para en otra ocasión poderme dirigr a Vd. por su nombre.
Buenas noches.
Tosca, tu i jo ja en parlem "en directe"...