La Vida
Y a pesar de que este sea el título del último cd de Ainhoa Arteta, no es precisamente, muy a mí pesar, de este trabajo de la soprano tolosana de lo que quiero hablar hoy.
Hoy no me apetece hablar de ópera, y aunque este espacio esté dedicado a este género, en estos momentos quiero darle una tregua y hacer eco de otras sensaciones.
Estamos en época de crisis. De una crisis muy palpable en el ambiente y que, a algunos más que otros, nos toca de cerca de una manera u otra. Pero, entre estos más y estos menos, hay personas que lo están pasando muy, muy mal. Y no sólo a nivel económico, sino también a nivel moral y psicológico.
Estaba viendo ayer por a tarde en Televisión Española el programa “España directo” que se dedica, en gran parte, a denunciar situaciones extremas con las que convivimos dia a día los españoles.
Este espacio es positivo puesto que en muchas ocasiones la denúncia de un ciudadano se convierte al cabo de unos pocos días en respuesta por parte de las administraciones competentes en el asunto. Grácias a su empeño, muchos ciudadanos consiguen arreglar situaciones cotidianas que por falta de recursos les es imposible de poder solucionar.
Cuando ocurre esto, y aunque sin conocerlos de nada, me alegro, pues siempre pienso que algún día puedo estar yo en esa situación. Yo o alguno de los míos.
Pero después de ver el programa de ayer solo puedo dar grácias al cielo por tener salud, una vivienda digna y sin que me falte de nada (no es pedantería, es realidad, es reflexión y toma de conciencia).
Este espacio que ocupa la parrilla televisiva cada tarde de la semana me hace dar cuenta, a mí y a todos aquellos que están como yo, de lo afortunados que somos y que simplemente por esto no tenemos derecho a quejarnos, sino que debemos aceptar “la vida” tal y como nos viene. Porque tenemos amor, cariño de los que nos quieren, tenemos calidad de vida y a pesar de ello, muchas veces no lo apreciamos porque es algo con lo que hemos vivido desde pequeños y estamos tan acostumbrados que hasta que no nos falta no te das cuenta de lo que has perdido o que puedes perder.
Me partió el corazón ver el reportaje de un señor de 46 años que lleva 6 de su vida postrado en una silla de ruedas debido a un ictus cerebral, que vive en un cuarto piso de un ascensor y que para bajar y subir tiene que hacerlo arrastrándose por la escalera como si se tratara de un caracol. Sin ayuda de su esposa e hijos…
Esto me toca muy de cerca, de otra manera, pero estoy contenta (con mí cariño) de poder ayudar a alguien que por circunstancias muy diferentes, y por otros motivos, está en una situación muy parecida.
Gente que a pesar de estar en el s.XXI vive como lo hacían los antepasados de nuestros antepasados, sin luz, ni agua corriente… Viviendo como pueden y sin ninguna comodidad simplemente porque sus casas están construídas en terreno no edificable…
Abuelos y abuelas, personas mayores y sin a penas recursos que tienen que hacer “milagros” para llegar a fin de mes, soportando en invierno temperaturas muy gélidas simplemente porque no pueden permitirse el lujo de encender la estufa y mucho menos calefacción a gas.
Y otra de las imágenes impactantes. Grupos de gentes que acuden a las sobras de los mercados de frutas y verduras con la intención de llevarse una manzana o una naranja a la boca porque no tienen dinero para poder comprarla.
Es verdad que todo esto no es una novedad de la crisis. Siempre se han dado estas situaciones, pero los difíciles momentos por los que está pasando la sociedad española hace que todos estos problemas estén mucho más a la orden del día y que toquen nuestra “fibra” más que nunca.
Ya hemos reflexionado un poco. Ahora nos toca poner de nuestra parte para intentar evitar estas situaciones tan injustas. ¿Cómo? Pues cada uno con lo que pueda, con lo que deba, o pueda hacer.
Desde el gobierno, con tantos ministros que tienen, deberían poner a alguno de ellos a mirar este programa y desencallar todas aquellas situaciones que, por "trámites burocráticos", están en punto muerto desde hace años. Menos cohetes, menos reuniones, y más soluciones. Eso sería conocer un país a fondo. Saber de las situaciones de los españoles, conocer y saber de sus necesidades más básicas y elementales. Dedicarles tiempo. Sería quizás esto ser un buen político y mandatario…Vivirlo en primera persona para poder elaborar un plan de actuación.
Repito, estamos en tiempos difíciles, pero hay pequeñas cosas que con un simple empujoncito podrían solucionarse y dar a las familias mencionadas en este escrito, una calidad de vida mejor. Tenemos que hacerlo ya, y no esperar al espíritu navideño de la solidaridad y los buenos deseos.
Y la solidaridad es para todo el año, no sólo por 15 días y hasta la próxima.
Hoy no me apetece hablar de ópera, y aunque este espacio esté dedicado a este género, en estos momentos quiero darle una tregua y hacer eco de otras sensaciones.
Estamos en época de crisis. De una crisis muy palpable en el ambiente y que, a algunos más que otros, nos toca de cerca de una manera u otra. Pero, entre estos más y estos menos, hay personas que lo están pasando muy, muy mal. Y no sólo a nivel económico, sino también a nivel moral y psicológico.
Estaba viendo ayer por a tarde en Televisión Española el programa “España directo” que se dedica, en gran parte, a denunciar situaciones extremas con las que convivimos dia a día los españoles.
Este espacio es positivo puesto que en muchas ocasiones la denúncia de un ciudadano se convierte al cabo de unos pocos días en respuesta por parte de las administraciones competentes en el asunto. Grácias a su empeño, muchos ciudadanos consiguen arreglar situaciones cotidianas que por falta de recursos les es imposible de poder solucionar.
Cuando ocurre esto, y aunque sin conocerlos de nada, me alegro, pues siempre pienso que algún día puedo estar yo en esa situación. Yo o alguno de los míos.
Pero después de ver el programa de ayer solo puedo dar grácias al cielo por tener salud, una vivienda digna y sin que me falte de nada (no es pedantería, es realidad, es reflexión y toma de conciencia).
Este espacio que ocupa la parrilla televisiva cada tarde de la semana me hace dar cuenta, a mí y a todos aquellos que están como yo, de lo afortunados que somos y que simplemente por esto no tenemos derecho a quejarnos, sino que debemos aceptar “la vida” tal y como nos viene. Porque tenemos amor, cariño de los que nos quieren, tenemos calidad de vida y a pesar de ello, muchas veces no lo apreciamos porque es algo con lo que hemos vivido desde pequeños y estamos tan acostumbrados que hasta que no nos falta no te das cuenta de lo que has perdido o que puedes perder.
Me partió el corazón ver el reportaje de un señor de 46 años que lleva 6 de su vida postrado en una silla de ruedas debido a un ictus cerebral, que vive en un cuarto piso de un ascensor y que para bajar y subir tiene que hacerlo arrastrándose por la escalera como si se tratara de un caracol. Sin ayuda de su esposa e hijos…
Esto me toca muy de cerca, de otra manera, pero estoy contenta (con mí cariño) de poder ayudar a alguien que por circunstancias muy diferentes, y por otros motivos, está en una situación muy parecida.
Gente que a pesar de estar en el s.XXI vive como lo hacían los antepasados de nuestros antepasados, sin luz, ni agua corriente… Viviendo como pueden y sin ninguna comodidad simplemente porque sus casas están construídas en terreno no edificable…
Abuelos y abuelas, personas mayores y sin a penas recursos que tienen que hacer “milagros” para llegar a fin de mes, soportando en invierno temperaturas muy gélidas simplemente porque no pueden permitirse el lujo de encender la estufa y mucho menos calefacción a gas.
Y otra de las imágenes impactantes. Grupos de gentes que acuden a las sobras de los mercados de frutas y verduras con la intención de llevarse una manzana o una naranja a la boca porque no tienen dinero para poder comprarla.
Es verdad que todo esto no es una novedad de la crisis. Siempre se han dado estas situaciones, pero los difíciles momentos por los que está pasando la sociedad española hace que todos estos problemas estén mucho más a la orden del día y que toquen nuestra “fibra” más que nunca.
Ya hemos reflexionado un poco. Ahora nos toca poner de nuestra parte para intentar evitar estas situaciones tan injustas. ¿Cómo? Pues cada uno con lo que pueda, con lo que deba, o pueda hacer.
Desde el gobierno, con tantos ministros que tienen, deberían poner a alguno de ellos a mirar este programa y desencallar todas aquellas situaciones que, por "trámites burocráticos", están en punto muerto desde hace años. Menos cohetes, menos reuniones, y más soluciones. Eso sería conocer un país a fondo. Saber de las situaciones de los españoles, conocer y saber de sus necesidades más básicas y elementales. Dedicarles tiempo. Sería quizás esto ser un buen político y mandatario…Vivirlo en primera persona para poder elaborar un plan de actuación.
Repito, estamos en tiempos difíciles, pero hay pequeñas cosas que con un simple empujoncito podrían solucionarse y dar a las familias mencionadas en este escrito, una calidad de vida mejor. Tenemos que hacerlo ya, y no esperar al espíritu navideño de la solidaridad y los buenos deseos.
Y la solidaridad es para todo el año, no sólo por 15 días y hasta la próxima.
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